Tras las renovadas tensiones cambiarias que llevaron la cotización del dólar a tocar los $40, y en el marco de las negociaciones en marcha para reformular el acuerdo con el FMI, el gobierno anunció una serie de medidas de corte fiscal orientadas a acelerar la convergencia al equilibrio de las cuentas públicas y despejar potenciales dudas respecto a su capacidad de hacer frente a los vencimientos de deuda del próximo año. Esto se sumó a lo actuado por el BCRA, el cual ya la semana previa había incrementado su tasa de referencia y los encajes bancarios, al tiempo que esta semana modificó su estrategia de intervenciones en el mercado de cambios, pasando de subastas diarias a ventas directas de divisas, tendientes a contener fluctuaciones excesivas en el valor del dólar.
El aumento en la prima de riesgo país ya había motivado la semana previa al gobierno a entablar negociaciones con el FMI para adelantar a 2019 los desembolsos previstos para los años subsiguientes, buscando despejar posibles dudas respecto a la disponibilidad de fondos para afrontar los futuros pagos de deuda. En línea con esto, pero procurando además ahora reducir directamente sus necesidades de financiamiento, el gobierno anunció este lunes que buscará alcanzar ya en 2019 el equilibrio fiscal primario (originalmente previsto para 2020), a través de la implementación transitoria de impuestos al comercio exterior. Según los cálculos oficiales, esta decisión implicaría un ahorro equivalente a USD 6.000 millones en 2019 y otros USD 5.200 millones en 2020, previéndose para dicho año ya un superávit primario de 1% del producto.
Bajo el primer programa firmado con el FMI, la reducción del déficit primario a 1,3% del PIB en 2019, desde el 2,7% originalmente pautado para este año (actualmente previsto en 2,6%), se había centrado en medidas que buscaban contener el gasto público, fundamentalmente a través de un ahorro en los gastos de capital y en subsidios económicos, pero actuando también sobre los gastos operativos, al mismo tiempo que se preveía un aumento (en términos del Producto) en las erogaciones de carácter social. Para alcanzar ahora el equilibrio fiscal primario en 2019, es decir, reducir el déficit primario en el equivalente a otro 1,3% del producto, el gobierno se focalizó en los ingresos, buscando básicamente apuntalar los recursos tributarios vía un aumento transitorio en los derechos de exportación, una medida que a su vez ayuda a moderar los impactos de la reciente depreciación del peso sobre los precios internos.
De acuerdo a lo informado por el Ministerio de Hacienda, la mayor recaudación por retenciones, que aportaría $68.000 millones este año y $280.000 millones en 2019, permitiría reducir el déficit del año próximo en 1,1% del Producto, contribuyendo con el grueso de los recursos necesarios para alcanzar la nueva meta de equilibrio presupuestario. En concreto, se estableció una alícuota de 12% para todos los bienes y servicios exportados, fijándose un tope de $4 por dólar para los productos primarios, las manufacturas de bajo valor agregado y los servicios, y otro de $3 por dólar para el resto de las exportaciones. En el caso particular de la soja y sus derivados, que ya se encontraban gravados, la nueva alícuota se adiciona a la preexistente, reduciéndose esta última al 18%, por lo que la imposición total para la oleaginosa y sus subproductos ascenderá inicialmente al 30%.
La convergencia al equilibrio fiscal en 2019 permitiría reducir las necesidades de financiamiento y despejar las posibles dudas respecto del cumplimiento del programa financiero, en caso de lograrse un adelantamiento parcial de los recursos originalmente previstos en el acuerdo Stand By con el FMI para 2020-21. Según nuestros cálculos, con déficit primario cero en 2019 y nuevas emisiones en el mercado local en pesos por el equivalente a USD 2.500 (tal cual lo anunciado por Hacienda), el programa financiero del próximo año cerraría con un adelantamiento de algo más de la mitad de los USD 18.000 millones originalmente comprometidos por el FMI para 2020 y 2021, aun considerando un escenario extremo de “roll over” nulo de los vencimientos de deuda con tenedores del exterior y del 50% de los tenedores de títulos locales (incluyendo Letes en pesos y dólares). Es decir, que incluso bajo condiciones de excesivo estrés financiero y cierre de los mercados externos, la situación sería manejable con un adelantamiento de parte de los fondos ya acordados con el organismo multilateral (consistentes con un acercamiento en el tiempo de las correcciones fiscales), previéndose que incluso pueda darse un escenario de sobrefinanciamiento en caso de recuperarse el acceso a los mercados de crédito.