El economista Pablo Goldín armó un esquema muy sencillo para poder monitorear paso a paso la evolución del "dólar electoral", y poder anticipar si –como espera el Gobierno—se mantendrá controlado durante los próximos meses o si reaperecerán fuertes tensiones en el mercado cambiario en plena campaña electoral. El ejercicio apunta a proyectar distintos escenarios sobre la “demanda” y “oferta” de dólares potencial.
Así, por ejemplo, en marzo el atesoramiento estimado de dólares –todavía no está el dato del BCRA—sería de sólo U$S 500 millones, un nivel muy bajo si se tiene en cuenta que en los meses de la crisis del año pasado osciló entre U$S 2500 y U$S 3000 millones. Y que durante el 2017, con el "dólar barato", promedió los 1800 millones mensuales. Si al atesoramiento de marzo se le suma importaciones, turismo y compra de capitales financieros “golondrina” que estaban posicionados en pesos y empezaron a desarmar carteras, se llega a una demanda total de dólares de unos U$S 5.000 millones. Las tensiones que vimos en marzo en el mercado cambiario se deben fundamentalmente a que la oferta de dólares es muy escasa, y le cuesta llegar a esos U$S 5.000 millones.
Para los próximos meses se pueden hacer 4 escenarios (ver cuadro):
1) La demanda sigue en los niveles mínimos de marzo, con lo cual con sólo garantizar la oferta de 5.000 millones, más los 1.000 millones mensuales que vendería el Tesoro –del préstamo del FMI— el mercado se mantendría tranquilo. No parece el escenario más probable, porque implica que no habría ninguna demanda adicional de dólares para atesoramiento, algo muy difícil de creer durante una campaña presidencial en Argentina.
2) El segundo escenario implica que las compras para atesoramiento suben al nivel “normal” de los últimos años, hasta U$S 1.500 millones mensual (en enero fueron 1.200 millones). En ese caso el mercado cambiario en teoría también debería mantenerse equilibrado, sin saltos del dólar, porque ante una demanda total de dólares de unos 6.000 millones se le contrapondría una oferta que podría llegar a un máximo de U$S 7.000 millones mensuales si se suman unos 1.000 millones extra de liquidación de la cosecha gruesa.
3) El problema sería si el atesoramiento saltara a 2.500 mensuales, un nivel de "demanda electoral" –parte podría provenir de inversores que compren dólares ante el vencimientos de las Lecaps (Letras del Tesoro) en pesos, o los propios plazos fijos. En ese caso el mercado cambiario quedaría muy justo, seguramente con el BCRA manteniendo una tasa todavía más elevada que la actual para evitar que el dólar se dispare y se desbanden las expectativas.
4) Un escenario de “pánico”, con compras de dólares para “fugar o atesorar” de 3.500 millones mensuales, como ocurrió en algunos meses del año pasado, implicaría una demanda total mensual de 8.000 millones, que inevitablemente llevaría a una nueva crisis cambiaria y devaluación.
Por su puesto, en el Palacio de Hacienda dicen que la economía transitará el corredor de los dos primeros escenarios. Pero la incertidumbre es muy grande, y aún suponiendo que no hubiera ningún “cisne negro” en el escenario internacional que empeore las cosas o interno (si las encuestas mostraran un derrumbe mayor del Gobierno), todo depende de que suceda en el corto plazo con la inflación, la recesión y las expectativas de los ahorristas que por ahora renuevan sus plazos fijos en pesos.
