Uno de los pilares del “plan aguantar” de Macri para llegar a las elecciones sin otra crisis cambiaria es “secar” de pesos a la economía, para que justamente no haya con qué correr al dólar. De hecho, con el “apretón monetario” que aplica el Banco Central –las tasas de interés al 68%–, la licuación de ingresos que generó la megadevaluación y la disparada de la inflación hay mucho menos pesos que el año pasado que puedan dolarizarse. No hay pesos en los bolsillos, ni crédito disponible para correr con esos pesos al dólar. El correlato de ese apretón monetario es más recesión. Pero esa no es hoy la prioridad para la Casa Rosada sino evitar otra crisis cambiaria.
Los asalariados casi no tienen capacidad de ahorro –apenas llegan a fin de mes—y lo que tiene algún excedente es mucho menor que antes por el efecto inflacionario. Mientras que con el dólar a $ 45 pueden comprar menos de la mitad de dólares que cuando estaba a 20 pesos. Las empresas, en tanto, no pueden acceder al crédito para financiarse, así que con estas tasas de interés muchas incluso deben liquidar sus dólares o sus stocks para pagar impuestos o capital de trabajo.
Sin embargo, todavía quedan en la economía “stocks de ahorro” de empresas, inversores y ahorristas particulares que pueden llegar a correr al dólar en plena campaña electoral, si el Gobierno no logra recrear confianza o, al menos, retenerlos en pesos con tasas de interés exorbitantes.
¿Cuántos pesos podrían, entonces, eventualmente correr al dólar? Veamos el cálculo que realiza la consultora Eco-Go, dirigida por Marina Dal Poggeto. En su último informe lo explica de la siguiente manera:
— Circulante, cuenta corriente y cajas de ahorro. “Por definición, el potencial de dolarización de la demanda transaccional de dinero es bajo. En un caso extremo, la dolarización de los pesos transaccionales supone ir más allá de un movimiento de rotación de cartera (donde la moneda no funciona como reserva de valor) para estar en un escenario de desmonetización donde la moneda comienza a perder el rol de medio de cambio”.
— Plazos fijos. “Es cierto que los plazos fijos mostraron una importante estabilidad durante las corridas de 2018, pero también es cierto que el salto en los plazos fijos desde octubre pasado obedece a parte del desarme de Lebacs y se explica mayormente por depósitos mayoristas que aprovecharon el carry trade a partir de las tasas altas del esquema monetario. El aumento desde entonces asciende a $320.000 millones, $80.000 millones menos de los máximos alcanzados en enero.
— LECAPs. El stock total de LECAPs (Letras Capitalizables en pesos emitidas por el Tesoro nacional) en manos del sector privado asciende a $385.000 millones, aunque una parte menor se encuentra en fondos del exterior. En este caso, si bien las LECAPs cuentan con unmercado secundario en donde se podría liquidar rápidamente para pasarse a dólares, hay que tener en cuenta que, en un contexto de dolarización de carteras por incertidumbre política, el valor de mercado de dicho stock de LECAPs cae frente a la suba de la tasa de interés, achicando el potencial de pesos que se podrían dolarizar”.
— Bonos en pesos. “Los bonos en pesos (tasa fija, variable, CER y bono dual) en manos del sector privado, también podrían dolarizarse en un escenario de tensión cambiaria por riesgo político, aunque hay una parte de los que están en manos de tenedores extranjeros que ya cuentan con cobertura. En este caso, el aumento de la tasa de interés y la caída del valor de mercado del stock también achicaría el monto de los pesos que se podrían dolarizar.
Frente a este panorama, el informe de “Eco Go” dice que “en un ejercicio teórico donde el riesgo político escala y se potencia la dolarización de carteras en pesos, el total de pesos que podrían ir a buscar activos en dólares estaría en torno a los $1.260.000 millones”. Sería el equivalente a unos U$S 30.600 millones. Del otro lado, según la consultora, el Banco Central cuenta con “reservas netas” por U$S 21.000 millones, si a las “reservas brutas” (hoy poco más de 66.600 millones) se le restan los depósitos privados en dólares que están como encajes en el Banco Central, el swap con China, parte del préstamo del FMI (se mira y se toca sólo para pagar deuda) y otros préstamos contabilizados en las reservas del BCRA.
“Vale remarcar que en un potencial escenario adverso de presión cambiaria hasta el techo de la banda (hoy 51 pesos en el mayorista, y a fines de junio en 54 pesos), la política monetaria acentuaría el sesgo contractivo vía el doble efecto de la suba de la tasa de interés y la venta de reservas del BCRA en el techo de la banda (150 millones diarios autorizados por el FMI) ,retirando el equivalente en pesos de la base monetaria a un tipo de cambio más alto”, agrega el informe.
En resumen, si se desatara la corrida una nueva devaluación sería inexorable, al menos hasta el techo de la banda. Y en esa instancia la recesión se profundizaría aún más, con tasas de interés todavía más altas y una nueva ronda de aceleración inflacionaria.
