Columna publicada en El Cronista el 10 de junio (Ver acá)
Nicolás Dujovne anticipó al Presidente que el dato preliminar de la inflación de mayo arrojó 3,1%, 3 décimas menos que en abril. Nada para festejar en campaña electoral: de confirmar el Indec una cifra en ese rango, la inflación acumulada anual (últimos 12 meses) llegaría al récord de 57,3% (en mayo del 2018 había sido 2,1%). Sin embargo, ese módico resultado le permitirá al Gobierno continuar el sendero de la desaceleración en junio, tanto de la inflación mensual como también la anual (en junio de 2018 fue 3,7%).
La segunda consecuencia del dólar quieto es, con los bancos pagando tasas de interés arriba del 50% anual, la estabilidad de los depósitos en pesos, ahuyentando el fantasma de una dolarización anticipada, que se había asomado en los dos meses previos. Bajo esos parámetros se entiende que la única prioridad del "plan llegar" sea el dólar controlado.
Los últimos datos del REM que publicó el BCRA trazan el "mejor pronóstico" posible para el escenario electoral. Dólar en diciembre a $ 51,50 (techo de la banda), inflación acumulada anual del 40,3%, y una caída del PBI de 1,5%.
El pronóstico del REM es el "mejor posible" porque requiere de una condición sine qua non. El dólar debe subir sólo 14% hasta fin de año, es decir, moverse detrás de los precios. Para acceder a ese "escenario deseable" la secuencia del "plan llegar" puede ser vista en dos etapas:
La fase de "alerta amarilla" (abril/mayo) se superó con relativo éxito porque los "agrodólares" empezaron a llegar, se instrumentó la venta de u$s 60 millones diarios del préstamo del FMI al Tesoro, se logró el aval del FMI para vender reservas, se reforzó el apretón monetario con la tasa de referencia en 70% y el atesoramiento de dólares se mantuvo bajo. Ahora entramos en la etapa de "alerta naranja" (junio-agosto), pero podría convertirse "en alerta roja" según las PASO.
Más allá del perfil "moderado" de la fórmula Fernández-Fernández, ahora todas las dudas apuntan a si pueden ganarle a Macri en primera vuelta. Pronto se confirmará que Sergio Massa cerró un acuerdo electoral con la dupla, lo cual es evaluado con máxima preocupación en Casa Rosada, porque jaquea a María Eugenia Vidal en Buenos Aires.
Pero a más corto plazo agranda el impacto del "efecto PASO": si Fernández-Fernández saca más de 10 puntos de ventaja en las primarias, ¿de qué magnitud será la corrida contra el peso? Los principales bancos de inversión ya hacen cálculos con dos interrogantes.
Primero: ¿cuántos dólares podría vender el Banco Central si se desatara la corrida? Si las ventas son masivas (digamos u$s 250 millones diarios) en las primeras tres o cuatro semanas, en Nueva York creen que resurgirán las fricciones con la línea técnica del FMI, que reclamará que dejen de vender los dólares otorgados para garantizar los pagos de la deuda.
Si encima los Fernández declararan que si se siguen vendiendo los dólares de la reservas se elevan la probabilidad de un default después del 10 de diciembre, es evidente que FMI enfrentará el dilema clásico. ¿Seguirá financiando la "fuga de capitales" en lo que resta de la campaña electoral?
Segundo: ¿En ese escenario de crisis, habría más dólares de una línea de crédito del Tesoro norteamericano? La respuesta es no. El propio presidente Macri lo admite en privado: "Tenemos que arreglarnos con esto. Trump y el Fondo nos apoyaron de todas las maneras posibles, ya no habrá más nada".
El Presidente recibió el fin de semana la última encuesta reservada de Aresco: 38% para Fernández-Fernández contra 34% de Macri. "No estamos tan lejos", dicen en Gobierno. En esa encuesta, en el escenario de ballottage Fernández-Fernández se impone por tres puntos, dentro del error muestral. Sin embargo, Aurelio advirtió que si Massa juega en ese espacio la diferencia en las PASO podría estirarse a 10 puntos o más.
Sería el escenario más temido por los inversores. Por eso, ahora la prioridad es que baje su candidatura Roberto Lavagna, que impide que Cambiemos pueda crecer sobre el "voto desencantado". "Si Lavagna no se baja, y hay esa diferencia, se va a poner feo", admiten en Balcarce 50.
El peligro es que por el efecto PASO la compra de dólares se dispare. En abril llegó a u$s 1300 millones (-10% respecto a abril de 2018, con el dólar a $ 20), frente a un promedio de u$s 600 millones entre octubre/marzo.
Con el dólar a $ 46 no hay muchos pesos en los bolsillos, ni crédito con qué correr al dólar. Pero los depósitos y los bonos del Tesoro en pesos en manos de privados son la preocupación.
Más allá de los cálculos de cuantos pesos podrían correr contra las reservas líquidas del Banco Central (unos u$s 16.000 millones), o cuántos dólares dejaría sobre la marcha vender el FMI, lo importante es que si el Central vende todo se complica: la tasa de interés sube, cualquier estímulo al consumo desaparece, la recuperación se posterga, la incertidumbre económica/política se multiplica.
En esa dinámica, también hay que monitorear el "riesgo-país". Cuanto más alto, más difícil será para el Gobierno refinanciar la deuda de corto plazo en dólares (un stock de Letes de u$s 8000 millones que vencen hasta noviembre) y en pesos (hasta octubre vencen $ 260.000 millones en títulos del Tesoro). Cuanto menos vencimientos de Letes se renueven y haya que pagar con dólares cash, menos reservas disponibles para frenar el dólar o cubrir deuda el año próximo, lo cual retroalimenta el riesgo país. Cuanto menos se refinancie de pesos, más presiones en el mercado cambiario.
Por supuesto, como espera el Gobierno, será clave en los próximos meses que se desacelere más la inflación y se encamine la salida a paso lento de la recesión. Pero aun en el mejor escenario, en octubre la economía estaría todavía 4 o 5% abajo respecto del nivel previo a la crisis que estalló en mayo del año pasado.
Si Cambiemos lograra atravesar el "efecto PASO" con la diferencia en contra de entre cuatro y seis puntos que dan hoy las encuestas, es probable que las tensiones cambiarias se alivien, y hasta las condiciones para mantener la pax cambiaria mejoren porque ratificaría el escenario base que vendió la Casa Rosada en el exterior.
Pero aun así, el "alerta roja" podría volver a sonar entre octubre y noviembre si crecen las chances o se confirma una derrota de Vidal en Buenos Aires, por el impacto que tendría sobre un eventual ballottage.
Si ganan los Fernández deben dar definiciones categóricas para evitar una crisis mayor al inicio de la gestión: dólar, deuda, FMI, equipo económico. Si Macri lograra la reelección, ¿cuál sería el nuevo plan económico-político? ¿confiar en el derrumbe del riesgo país y la "lluvia de inversiones"? ¿"acelerar" en la curva de una sociedad dividida con las "reformas estructurales" sin consenso político y minorías parlamentarias?
Hay desequilibrios de la economía que se están "corrigiendo". Pero el superávit comercial "por las malas" (con derrumbe de las importaciones) de este año es por la recesión y la megadevaluación. ¿Habrá dólares si la economía se recupera y se atrasa el dólar para anclar la inflación? ¿es sustentable "déficit cero" con el recorte a la mitad de la obra pública y retenciones generalizadas? ¿cuál sería el motor de crecimiento? El "plan llegar" sirve, en el mejor de los casos, sólo para eso.