Según el Indec, la tasa de desempleo llegó al 10,1% en el primer trimestre de 2019 –último dato disponible– frente al 9,1% en igual trimestre de 2018. En cantidad de personas, esto significa que en el último año se sumaron 155.000 desempleados más. En el relevamiento del Indec en 31 aglomerados urbanos de todo el país, se contabilizaron 1.338.000 desocupados. Pero extrapolando esas cifras a la población total del país, el número total de desocupados ascendería a 2,2 millones de personas.
La nueva suba del desempleo responde a dos efectos:
1) La caída de empleo, es decir, los despidos o la pérdida de puestos de trabajo.
2) Un mayor cantidad de personas buscando trabajo (un aumento de la llamada “tasa de actividad), se supone, porque con la recesión y el estallido inflacionario los ingresos del grupo familiar no les alcanzan para llegar a fin de mes. De hecho, la tasa de actividad llegó al 47% de la población, 3 puntos más que un año atrás, lo que supone un ingreso de 276.000 personas extra buscando empleo. Es la “tasa de actividad” más alta en los últimos 40 años.
De nuevo, frente al derrumbe de la economía (en el primer trimestre 2019, el PBI cayó 5,8% en relación al primer trimestre del año pasado) y la licuación del poder de compra que significó el salto inflacionario, semejante aumento de la gente que busca empleo sólo tiene una explicación posible: la necesidad de mayores ingresos para el grupo familiar.
Vale recordar que para el Indec es desocupado quien no tiene un empleo, pero al mismo tiempo lo busca “activamente”. Cuando el encuestador pasa por los hogares, si alguien que no está ocupado le responde que no buscó trabajo en la última semana no es considerado “desocupado” sino “inactivo”, es decir que no pertenece a la población económicamente activa (PEA, empleados más desocupados). Está fuera del mercado de trabajo.
La tasa de ocupación (ocupados en relación a la población en edad de trabajar) cayó al 42,3% (-0,1% puntos). Pese a esa baja en la tasa, en términos absolutos el empleo creció en 125.000 puestos (en su mayoría precarios), pero no fueron suficientes para absorber la mayor cantidad de gente que salió a buscar trabajo. Así se explica el aumento de la tasa de desempleo.
Puesto en otros términos: en el último año, se destruyeron unos 175.000 empleos asalariados formales (principalmente en la industria y el comercio), mientras que se crearon empleos informales e “independientes”, en negro, autónomos o monotributistas. El saldo es un aumento del empleo de entre 125.000 y 140.000 puestos. Además de ser insuficientes para absorber el ingreso de más personas al mercado laboral esa tendencia marca un notable deterioro de las condiciones del trabajo.
Tres indicadores adicionales de la fuerte precarización del mercado laboral hacen sonar todas las alarmas en el final de la primera gestión de Macri:
— La subocupación demandante (quienes trabajan menos de 35 horas semanales y quisieran trabajar más) pasó de 6,8% al 8,4% en el último año. Es la mayor suba desde 2002.
— Así, la población activa con problemas de empleo (desocupados más subocupados demandantes) llegó en el primer trimestre de 2019 al 18,5% de la PEA, 2,6 puntos más que en igual trimestre de 2018.
— Los empleados “informales” o en negro aumentaron al 35% del total, 1,1 puntos más que un año atrás. Así se retoman los niveles de informalidad de 2010.
Otras cifras interesantes del Indec que sirven para completar el cuadro de la desocupación actual:
— En los menores de 29 años, el desempleo llega al 23% para las mujeres y el 18,5% para los varones.
— La proporción de desempleados que buscan empleo hace menos de un mes saltó del 10 al 14% del total de desempleados. Otro indicador claro de las dificultades crecientes para reinsertarse en el mercado laboral.
“No creemos que en 2019 haya dinamismo en la creación de empleo. Aun con estos datos, podemos decir que hasta ahora el empleo soportó bastante bien la caída. Ante una contracción de la actividad que no se esperara sea fuerte, muchas empresas parecen haber optado por evitar despidos dados los altos de costos de baja y posterior recontratación. El ajuste se dio vía caída de salarios reales (-11% interanual)”, dice un informe de la consultora LCG.
Y agrega: “será difícil ver una tasa de desocupación debajo del 9,5% durante la segunda mitad del año. Más que la creación marginal de empleo, la clave pasará por la recomposición de salarios. En línea con nuestro escenario base, hacia fines de año el desempleo sería de 10%, en línea con la caída de la actividad económica y sin cambios significativos en la tasa de actividad”, concluye.