Cuatro factores que jugarán a favor en la economía 2026

Después de un 2025 cruzado por la elección legislativa de medio término, los fundamentos económicos de cara a 2026 lucen más sólidos. Cuatro factores pueden potenciar ese crecimiento: mayor estabilidad política, baja del riesgo país, mejora en los precios del agro y reimpulso de la construcción y el crédito hipotecario.

1. Menor incertidumbre política

El primer motor es político. Con el calendario electoral despejado hasta 2027, se disipa uno de los principales focos de ruido sobre las decisiones de inversión. El oficialismo buscará capitalizar el resultado electoral con la aprobación del Presupuesto 2026 y avanzar en la reformas laboral y tributaria que ya contarían con apoyo de varios gobernadores.

Este escenario reduce la volatilidad de expectativas y le da al sector privado un horizonte más claro para reactivar proyectos. En definitiva, un contexto político más previsible empieza a funcionar como ancla para el crecimiento.

2. Baja del riesgo país

El segundo impulso llega desde el frente financiero. El buen resultado electoral del oficialismo, sumado a la expectativa de un préstamo sindicado con bancos internacionales para recomprar deuda de corto plazo —como los bonos con vencimiento en 2029 y 2030—, podría acelerar la baja del riesgo país, hoy en torno a los 590 puntos, hacia niveles de 500 puntos básicos.

Esa mejora es clave para destrabar financiamiento en energía y minería, los sectores que explicarán buena parte del crecimiento exportador de 2026. También facilita la colocación de deuda provincial para obras de infraestructura, como el caso de Santa Fe.

A la vez, una menor prima de riesgo en dólares se traduce en una baja de tasas en pesos. El BCRA ya recortó la tasa de referencia al 22% anual y podría seguir reduciendo encajes para abaratar el crédito y reactivar el financiamiento privado.

3. Mejora en los precios de exportación y aporte del agro

El contexto internacional también empieza a jugar a favor. La soja se mantiene por encima de los USD 410 por tonelada, su nivel más alto desde mediados de 2024, lo que mejora los términos del intercambio y refuerza el ingreso de divisas del agro.

A eso se suma la expectativa de una “supercosecha” de trigo de 23 millones de toneladas para la campaña 2025/26, un récord histórico que aportará un puente de dólares clave durante el verano. Con precios internacionales más firmes y una producción en alza, el agro volvería a ser un factor de estabilidad externa y un sostén del crecimiento durante 2026.

4. Reimpulso de la construcción y del crédito hipotecario

La construcción vuelve a encender los motores. El repunte se apoya en dos frentes: la reactivación de la obra pública y el regreso del crédito. El Presupuesto 2026 prevé más fondos para las provincias, lo que permitirá retomar proyectos de infraestructura postergados. Varias jurisdicciones, con cuentas ordenadas, ya gestionan financiamiento internacional para ampliar la inversión.

A nivel nacional, el Ejecutivo aceleró las licitaciones de rutas dentro del nuevo esquema de concesiones viales, lo que marca un cambio de ritmo en la ejecución de obras.

A la par, la baja de tasas y el retorno del crédito hipotecario —tanto para vivienda terminada como para construcción— comienzan a dinamizar el mercado inmobiliario. Con un tipo de cambio más alto, que abarata los costos en dólares, el sector puede transformarse en uno de los grandes generadores de empleo formal.

Los indicadores ya muestran señales positivas: el ISAC del Indec subió 0,9% en septiembre y 6,8% interanual, los despachos de cemento crecieron 7,4% interanual en octubre, y el empleo en la construcción aumentó 3,3% frente a agosto de 2024.

Si la estabilidad se consolida, la construcción podría ser en 2026 uno de los principales motores del rebote económico, con impacto directo en el empleo, el consumo y la inversión privada.

Expectativas y proyecciones para 2026

Las proyecciones del mercado se mantienen optimistas. Según el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) y estimaciones privadas, el PBI crecería 3,9% en 2025.Y para 2026, el consenso anticipa una expansión cercana al 3%.

En la misma línea, el Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta un crecimiento del 4,5% para 2026, mientras que la OCDE prevé una expansión del 4,3%.

Con menos incertidumbre política, menor riesgo país, precios de exportación más firmes y un nuevo ciclo de crédito y construcción, la economía argentina podría entrar en 2026 en una etapa de expansión sostenida. En el año 2026 la protagonista debe ser la INVERSIÓN. El desafío, como siempre, será consolidar la estabilidad cambiaria y financiera para transformar los “vientos de cola” en inversión productiva y crecimiento de largo plazo.