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Los datos del Indec confirman que la impresionante dolarización de ahorro de los argentinos es una tendencia que continúa firme en la última década, no importa que se trate del gobierno de Cristina Kirchner o de Mauricio Macri. A partir de 2007, con el regreso de la inflación, esa tendencia ha sido imparable. Su correlato se observa en los activos de los argentinos en el “exterior”, o para hablar en términos técnicos en los activos en moneda extranjera de los residentes del país fuera del sistema financiero local. Según el última estimción del Indec (“Balance de Pagos, Posición de Inversión Internacional y Deuda Externa, primer trimestre de 2018”), al primer trimestre de este año esos activos de argentinos en el exterior ascendían a U$S 225.271 millones. En el primer trimestre de 2017, eran 203.913 millones, lo que significa un creciento de los fondos en el “exterior” de más de U$S 20.000 millones en el último año. Y a fines de 2015, había unos U$S 195.380 millones. Es decir que durante los dos primeros años de la gestión Macri, crecieron en casi U$S 30.000 millones de dólares los dólares de los argentinos fuera del sistema. En realidad muchos de estos dólares están en Argentina, en cajas de seguridad o el “colchón” (en las casas), pero se consideran –al igual que los fondos depositados en otros países—que están fuera del circuito económico local. El cálculo extraoficial es que solo en caja de seguridad en los bancos, habría unos U$S 40.000 millones
El blanqueo de capitales, por más de U$S 110.000 millones, no revirtió esa tendencia porque apenas una mínima parte de esos fondos (menos del 10%) regreso a los bancos locales. El resto, fondos en el exterior y en menor medida en cajas de seguridad, siguieron alejados del “riesgo argentino”.

   En 2006, cuando empezó nuevamente la fuga al dólar, los activos de argentinos en el “exterior”, según el Indec, sumaban U$S 109.114 millones. Cuando Cristina dejó el poder esos activos habían crecido en más de 86.000 millones de dólares.  Aunque gran parte de esa salida de dólares del sistema se concentró a partir del año 2008.

   Más de la confianza o desconfianza política que generen Cristina o Macri en un sector de la población con capacidad de ahorro (unos 3 millones de argentinos), es evidente que la disparada de la inflación y la devaluación permanente del peso, corriendo detrás de la suba de precios, es la principal causa de la fuga del dólar y la salida de fondos del circuito económico local. 

Como confesó el ahora ex ministro de Energía, Juan José Aranguren, intentando justificar situación personal, ¿los argentinos que se llevan los dólares afuera los traerán cuando se recupere la confianza?