Contact Information

El problema es lo que podríamos denominar el “síndrome Aranguren”: “todavía tengo la plata en el exterior, a medida que recuperemos la confianza veré el momento de repatriarla”, se sinceró el ministro de Energía. La mayor parte de los dólares en poder de los argentinos está fuera de la Argentina. Y esa tendencia, en lugar de revertirse o atenuarse con el Gobierno de Macri, sigue creciendo.   
Según los últimos datos del Indec, los argentinos resguardan en el “exterior” u$s 238.842 millones, unos U$S 26.713 millones más que a fines de 2016 y si la comparación se realiza con el primer trimestre de 2016 son casi U$S 30.000 millones más. En realidad, son dólares fuera del sistema financiero local porque una parte –se estima el 20%–  está en cajas de seguridad en el país.
El blanqueo de capitales del 2016, por U$S 116.800 millones (el 80% de activos en el exterior), implicó la “repatriación” de una mínima fracción de fondos que como se ve no llegó a compensar la fuga de los últimos dos años.   
Esos “activos financieros” (inversiones de cartera, depósitos y cash) de argentinos fuera del sistema local son por sí solos mayores que todo el endeudamiento público y privado del país con acreedores extranjeros, que a fines del año pasado ascendía casi a U$S 232.952 millones. De este monto, la deuda externa del Tesoro nacional alcanzaba, en el cuarto trimeste de 2017, a U$S 142.375 millones, con un crecimiento de U$S 50.846 millones (55% más) desde el inicio de 2016.  
A  los “activos financieros” de residentes fuera del país habría que sumarle, para fines de 2017, U$S 40.942 millones de “inversiones directas” de argentinos en el exterior, lo cual incluye activos de las (pocas) filiales de empresas nacionales en el exterior y muchas propiedades de residentes en lugares tales como Punta del Este, Miami, Nueva York, Santiago de Chile y las principales ciudades europeas, entre otros destinos. Este es un stock que no crece tan rápido: aumentó U$S 2.800 millones en los últimos dos años.