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  Para Navidad debería llegar el tercer desembolso del acuerdo firmado con el Fondo Monetario, en este caso por unos U$S 7.700 millones. Antes, este miércoles 19 de diciembre, el Directorio del FMI deberá aprobar la operación, aunque se descuenta que será un trámite formal. Ese mismo día, el Board del organismo, además del caso argentino, revisará los programas de otros dos países bajo supervisión: Gabón y República Centroafricana.
  Con este tercer desembolso, el FMI habrá girado a la Argentina en solo 6 meses poco más de U$S 28.000 millones
(El primer desembolso –del 20 de junio– fue por U$S 15.000 millones; y el segundo, el 30 de octubre, por otros U$S 5.700 millones). 
  Para adelante, queda un desembolso clave en marzo, por U$S 10.900 millones. Para acceder al mismo, el Gobierno deberá cumplir tres metas principales del acuerdo: 1) la meta de déficit fiscal, que ya está prácticamente cerrada; 2) la meta de expansión monetaria "cero" contra diciembre, que habrá que monitorear; y la meta de reservas mínimas, que dependerá de la proporcion de LETES (Letras del Tesoro) en dólares que el Gobierno logre renovar, ya que todo lo que no renueva se paga con los dólares de las reservas, como en los últimos meses.
  Con el envío de marzo, ya serán casi U$S 40.000 millones recibidos del FMI en apenas 9 meses, el 70% del préstamo total. Y todavía quedará otro mega-desembolso de U$S 11.800 millones durante el período electoral (ver cuadro).
  Así, antes que finalizar el primer mandato de Macri, el Fondo habrá prestado U$S 51.000 millones, casi el 90% del total del acuerdo. Quedarán para el próximo Gobierno, incluso si Macri es reelecto, apenas U$S 3.900 millones para todo el 2020 y U$S 2000 millones para el 2021. 
  El hecho de que se concentre semejante magnitud de fondos en 18 meses, en coincidencia con las elecciones de 2019, sugiere dos cosas. Por un lado, el acuerdo con el FMI significa un respaldo político inédito de Washington para que Macri tenga chances de ser reelecto el año próximo. Por otro lado, implica que cualquiera sea el próximo Gobierno –incluso el propio Macri– deberá encarar alguna clase de negociación con el Fondo para alivianar el peso de semejante herencia para la próxima administración.