La devaluación, el apretón monetario y la recesión redujeron fuertemente la demanda de dólares en el mercado cambiario. Según un informe de la consultora Macroview, en base a datos del BCRA, en octubre fue de U$S 2051 millones, frente a 3.701 millones en septiembre y U$S 5.300 millones promedio mensual entre abril y agosto, los 5 meses en los que la corrida cambiaria fue más intensa (ver cuadro). Con el siguiente detalle:
— El atesoramiento en dólares se derrumbó a la fuerza: cayó a 475 millones en octubre, frente a 1.195 millones en septiembre y a un promedio de 2.400 millones mensual entre abril y agosto. Con las tasas de interés voladoras, la inflación y el dólar casi al doble que en abril los pesos disponibles de las familias y de las empresas para comprar dólares se achicaron al mínimo.
— Los gastos de turismo de argentinos en el exterior es otro de los rubros que ajustó fuerte: en octubre fueron U$S 300 millones frente a 700 millones entre abril y agosto; y un promedio mensual de 1000 millones el año pasado.
— La transferencia de dólares al exterior vía bancaria (para grandes operadores), lo que se denomina la operatoria "cable", se mantuvo alrededor de los 600 millones mensuales.
— Lo que sí se redujo notoriamente fue la salida de fondos del sistema financiero de inversores extranjeros. El llamado "carry trade", que hasta enero pasado funcionaba como un ingreso fuerte de divisas que se cambiaban a pesos para aprovechar las altas tasas de interés, este año se volvió "negativo": los extranjeros salen de activos argentinos, compran dólares y se retiran del país. En octubre continuó la tendencia, pero en menor medida que en los meses anteriores. En octubre se fueron por esa vía 587 millones, un tercio del promedio mensual del período abril/agosto, cuando esa fuga era de U$S 1600 millones.
Igualmente, las cifras del mercado cambiario muestran que si bien hubo un ajuste fuerte de la demanda, la oferta de dólares sigue siendo escasa. Y apenas alcanza para equilibrar el mercado: el dólar no se dispara sin intervención del Banco Central (con tasas de interés en pesos todavía en el orden del 60%) pero no es suficiente para que el dólar retroceda al piso de la banda cambiaria y permita al Central comprar divisas y emitir pesos, para restablecer un círculo virtuoso de recomposición de reservas en simultáneo con una baja más rápida de las tasas de interés.
Para que ello sucediera deberían activarse los dos canales de ingreso de divisas al país (ver cuadro). Por un lado, sería necesario un salto exportador para aumentar fuertemente el saldo comercial positivo –que reapareció lentamente en los últimos dos meses gracias al derrumbe de las
importaciones– y el ingreso de dólares "genuinos" del comercio exterior. Por otro lado, debería reanudarse el ingreso de dólares financieros a través de la compra de activos argentinos (bonos, acciones) por parte de inversores extranjeros, a la par de una disminución del "riesgo país".
Por eso hoy la caida de reservas del Banco Central no responde al exceso de demanda de dólares, o a los intentos por frenar la devaluacion como ocurrió entre abril y agosto, sino al pago de deuda en dólares del Tesoro que es renovada, dado los elevados niveles de riesgo país y el escaso interés de los inversores por comprar bonos argentinos.
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