El último informe del Balance Cambiario del Banco Central muestra que la devalución empezó a ajustar los gastos de los argentinos en el exterior. En junio, la salida de dólares de la cuenta "pasajes y viajes" se redujeron un 33% a U$S 588 millones de dólares en términos netos. Los argentinos en el exterior gastaron en el exterior U$S 733 millones (-29% respecto de mayo), mientras que los extranjeros que visitaron el país dejaron U$S 143 millones (-11%). El saldo de U$S 588 millones significa una disminución importante de la salida de dólares por turismo, que el año pasado llegó a casi U$S 11.000 millones anuales y en algunos meses había superado los 1.000 millones.
Sin embargo, el informe del BCRA también confirma que sigue sostenida la demanda de compra de dólares billetes, en su mayoría para atesoramiento. Lo que en la jerga se denomina la "formación de activos externos", es decir, dólares que salen del circuito económico local ya sean porque van a cajas de seguridad, al colchón o al exterior.
En junio, la compra neta de billetes fue de U$S 2.224 millones, de los cuales U$S 2010 millones correspondieron a compras de personas físicas y U$S 214 millones a empresas. Ese nivel de demanda de dólares billetes significa una reducción respecto al récord histórico de mayo, cuando se llegó a U$S 3.439 millones (2708 millones de individuos y el resto de empresas), en medio de la corrida cambiaria y la disparada del tipo de cambio. Sin embargo, los datos de junio confirman que existe un piso estructural muy elevado de demanda de dólares para atesorar fuera del sistema aún con el dólar a 28 pesos y las tasas de interés en pesos del 50%.
Durante el primer año de la gestión Macri, las compras de dólares billete rondaron los 1.300 millones mensuales. En el 2017, con el atrasdo del dólar frente a la inflación y el proceso electoral, las compras se dispararon a los 1.800 millones mensuales. Y este año se instalaron en un nuevo escalón por encima de los U$S 2000 millones mensuales.
La cuestión es simple. Hasta el año pasado, esa demanda estructural de dólares estaba más que compensanda por un fuerte ingreso de dólares financieros: fundamentalmente, los dólares que conseguía el sector público emitiendo títulos de deuda en el mercado de capitales internacional y los fondos que entraban para colocarse a altas tasas de interés en pesos, con un dólar planchado (el famoso "carry trade"). Ahora que esa oferta de dólares desapareció, la apuesta del Gobierno es que con la devaluación ajuste el gasto de argentinos en el exterior, junto con el pago de importaciones, por la caida del consumo y la recesión. Pero si no se logra restablecer la confianza en el peso y no cae la demanda para atesoramiento de U$S 2.000 millones mensuales, no alcanzarán los dólares del FMI para equilbrar el faltante de divisas en el mercado cambiario. Y el dólar deberá seguir subiendo.