El Gobierno dejó “filtrar” un documento enviado a fondos de inversión (extranjeros) en marco de la negociación de la deuda, con proyecciones macroeconómicas y de las cuentas fiscales. Según el documento, se proyecta una caída del PBI del 6,5% y un déficit fiscal -primario, antes del pago de intereses- de 3,1% del PBI para 2020 (equivalente a $870.0000 millones).
El número de déficit fiscal luce subestimado ante tamaña contracción de la economía por el impacto del Covid-19 y las medidas de aislamiento obligatorio. De ser así, seria la mayor caída del PBI desde el año 2002 (cuando el PBI cayó 10,9% el PBI).
En cuanto al déficit fiscal , según los cálculos del Gobierno, totalizaran 870.000 millones de pesos. La emisión del BCRA para cubrir el Fisco tendrá la misma magnitud . Sin embargo, ese número está muy justo con lo ya emitido por el Central. Solo en el primer cuatrimestre de 2020, la emisión de pesos del BCRA – sumando adelantos transitorios y giro de utilidades- alcanzó los 621.620 millones de pesos. Por lo cual, ya estaría cubierto el 71% de la emisión proyectada por el Ministerio de Hacienda. Además la dinámica es vertiginosa: como consecuencia del derrumbe de la recaudación y la expansión de gasto que provocó el Coronavirus, entre marzo y abril, el Central emitió $ 560.000 millones para financiar al Tesoro.
El impacto del covid-19 en la economía real se reflejó en los datos de recaudación. Según la AFIP, la recaudación de abril creció solo 11,6% respecto a mismo mes del año pasado. Esto representa un derrumbe de 24,6% en términos reales (descontando la inflación) . En marzo, los números ya mostraban una desaceleración de la actividad desde la implementación del aislamiento obligatorio. La recaudación había caido un 9% en términos reales .
El impuesto al valor agregado (IVA), que está vinculado al consumo y la actividad, subió solo 8,3% interanual- en términos nominales-. Es una caída real de 26,8%, descontando la inflación. El “impuesto al cheque” -impuesto sobre los créditos y débitos- subió 24,3% en términos interanuales (nominal). Equivalente a una merma de 16% en términos reales. Mientras que la recaudación de seguridad social, vinculada al mercado laboral, tuvo un incremento de sólo 10% respecto a marzo de 2019. Es decir, cayó un 25,6% descontando la inflación acumulada en los 12 meses previos.
En tanto, el impuesto a las Ganancias subió 1% en términos interanuales (nominal). Equivalente a un derrumbe de 31,7% en términos reales. Vale señalar, que impuesto a las Ganancias junto con el Impuesto al Valor Agregado (IVA) son los tributos que mayor aporte realizan a la coparticipación federal. Es decir, llegarán menos recursos a las provincias y demandarán mayor asistencia del Gobierno Nacional.
Por último, el Impuesto País recaudó sólo 4.564 millones de pesos en marzo. Así acumuló en el primer cuatrimestre del año una recaudación de $21.682,2 millones. Se estimaba que recaudaría cerca de $ 100.000 millones en el año.
La recaudación también experimentó el impacto del derrumbe del turismo al exterior (por cierre de fronteras), que reducirán la capacidad recaudatoria del recargo de 30% sobre los consumos en el exterior y para compra de dólares (con tope de 200 dólares mensuales).
Para los próximos meses si el Gobierno se ata a la meta de 3,1% del PBI de déficit fiscal (todo financiado con emisión monetaria), es evidente que deberá ir achicando la ayuda a familias y empresas. Pero eso sólo sería posible si repunta el nivel de actividad con una flexibilización de la cuarentena.
De lo contrario, ese 3,1% deberá pasar a un valor ajustado a la caida del PBI proyectada (6,5% PBI). Probablemente, los números fiscales estén más cerca de un déficit fiscal primario de 4,5%/5% del PBI. Es decir, 1.260.000 millones de pesos. Con lo cual el Banco Central debería emitir todavía en los próximos meses unos 700.000 millones más para financiar al Tesoro. Si no se logra cambiar rápidamente las expectativas –por ejemplo, con el cierre de una negociación con los acreedores privados para evitar el default y un plan económico consistente para lo que resta del año– esa mayor emisión representa un peligro evidente para la ampliación de la brecha cambiaria con los “dólares alternativos”, la expectativa de una devaluación mayor del tipo de cambio oficial y una mayor presión sobre los precios.