Sin confianza en el peso, hay una “dolarización de hecho” de los depósitos privados. El nivel de dolarización de los depósitos bancarios –privados- es el más alto desde principios de 2002, un nivel récord. Superó los U$S 30.000 millones en los primeros días de marzo. Tras la crisis cambiaria de 2018, los depositantes aceleraron la dolarización de sus ahorros. Desde junio del año pasado a marzo de 2019, subieron en más de 4.000 millones de dólares los depósitos en moneda extranjera (privados).
Por aquellos meses de incertidumbre, lo que preocupaba era el “goteo” de depósitos en moneda extranjera .Y que la huida del peso se transforme en una corrida contra los depósitos. Esto no ocurrió. En otras palabras, por ahora la diferencia con respecto a otras crisis fue que dolarización continuó dentro del sistema, y no hubo una salida masiva de los dólares de los bancos al colchón. Tomando la serie histórica del sistema bancario, se está en el mayor nivel de depósitos en moneda extranjera sobre total de depósitos (del sector privado) desde la salida de la convertibilidad.
Cabe señalar, que entre 2002 y 2006 este porcentaje no superó el 12% del total de depósitos, post-mega devaluación y confiscación de depósitos. Hoy es de 36,6%, con máximo de 38,7% en septiembre pasado. Durante el gobierno de Cristina Fernandez de Kichner los depósitos en dólares en el sistema bancario habían llegado a un pico de U$S 14.800 millones a fines de 2011, y luego con la implementación del cepo empezaron a descender rápidamente. Los ahorristas temían alguna clase de restricción para retirar los dólares depositados en los bancos y, aunque nunca existió, eso motorizó una salida masiva de dólares bancarios al "colchón" y cajas de seguridad. Así los depósitos en dólares en el sistema financiero cayeron a prácticamente la mitad hacia fines de 2013 (unos U$S 7.500 millones) y se mantuvieron en ese nivel hasta el final de la era K. Quedaron en el sistema principalmente depósitos dolarizados de empresas, pero poco de particulares.
Pese a todos esos retiros, ningún banco tuvo dificultades para devolver los dólares depositados a sus clientes. A diferencia de la época de la Convertibilidad, desde 2002, los depósitos en dólares sólo pueden ser prestados por los bancos a empresas exportadoras que cobran sus ingresos en dólares, y por lo tanto una eventual devaluación incluso mejora su capacidad de repago de la deuda. Así se evita el “descalce” de monedas. Antes en cambio esos dólares eran prestados a empresas y personas con ingresos en pesos que, cuando el dólar se disparó, no tenían ninguna posibilidad de devolver esos créditos.
Igualmente, la dolarización de depósitos dentro del sistema es un primer paso en tiempos de incertidumbre y temor. En el futuro, un retiro masivo de esos depósitos de los bancos generaría, obviamente, todavía más problemas en términos de estabilidad financiera. La consecuencia de la aceleración de la inflación, tras la crisis cambiaria de 2018, es un sistema bancario más dolarizado que antes y con menos crédito. Ni siquiera el aumento de los depósitos en dólares está motorizando los créditos en moneda extranjera, también frenados por la recesión y la incertidumbre.
