El BCRA compra cada vez más dólares y se prepara para la pulseada del segundo semestre

Hubo 3 factores que desde diciembre le permitieron al Banco Central revertir la tendencia de venta de dólares: el endurecimiento del “cepo a importadores”,  una “brecha cambiaria” que se fue reduciendo (de 85% a 60%) y el “boom” de la cotización de las commodities, especialmente la soja que ya cotiza por encima de los U$S 600 por tonelada. Así, desde diciembre el BCRA pudo volver a comprar dólares en el mercado de cambios por u$s 4.771 millones. En total recompró el 89% de los dólares que había vendido entre abril y noviembre de 2020. Y logró mejorar las “reservas netas” (los dólares disponibles) del BCRA: alcanzaron los U$S 5.900 millones, tras haber tocado un mínimo de u$s 2.200 millones a fin de noviembre de 2020.

Según los datos oficiales del BCRA, entre diciembre y mayo (hasta el 7/5, último dato oficial) el BCRA compró en el mercado de cambios u$S 4.771 millones. Así, la autoridad monetaria recompró el 89% de lo que tuvo que vender entre abril y noviembre de 2020 para contener  a la cotización del “dólar oficial” y evitar una devaluación brusca del peso (vendió u$s 5.436 millones en ese período). Si consideramos todo el mandato de Miguel Pesce al frente del BCRA (dic/2019 a mayo/2021), la entidad registra ahora compras netas de divisas por u$s 1.191 millones, cuando en diciembre pasado estaba completamente en rojo.

Actualmente, de los dólares que compra el BCRA la mayor parte se destina a la cancelación de deuda con organismos internacionales y a la intervención en la “brecha cambiaria”  a través de la venta de bonos en cartera para contener a los “dólares alternativos” (que son recomprados en parte por el BCRA con reservas netas). Y una porción menor a “operaciones con el sector público”.

En abril de 2021, cada dos dólares que compró el BCRA, uno quedó en las reservas brutas. La autoridad monetaria realizó compras por 1.373 millones y las reservas brutas del BCRA subieron u$s 669 millones. Mientras que en el arranque de mayo esa relación es 3 a 1. Cada 3 dólares que compró el Central solo uno quedó engrosando las reservas brutas (compró u$s 618 millones y las reservas subieron u$s 198 millones).

El aumento en las compras del superávit comercial por parte del BCRA se potenció desde marzo por la combinación del endurecimiento del “cepo a importadores” y el boom en el precio internacional de la soja, que ahora supera los U$S 600 por tonelada.

 Así, la autoridad monetaria en enero acumuló compras por u$s 157 millones, en febrero sumó otros u$s 633 millones, en marzo se dispararon las compras a u$s 1.476 millones, en abril sumó u$s 1.373 millones y en lo que va de mayo  (hasta el 7/5) acumula compras por u$S 618 millones. A razón de u$s 124 millones diarios. Esos son los últimos datos oficiales, porque fuentes de mercado indican que las compras siguieron ampliándose en los últimos días.

Este cambio de tendencia es clave para recomponer las reservas “netas del BCRA”, es decir, las reservas sin incluir Swap de monedas con China, encajes bancarios, depósitos del Gobierno y préstamos con organismos internacionales. Son los fondos que tiene disponible el Central ya sea para pagar vencimientos de deuda o intervenir en el mercado cambiario.

La reservas netas habían tocado un “piso” mínimo de u$s 2.241 millones el pasado 30/11/20  y venían con un ritmo de caída insostenible en el tiempo. En el primer año de gestión de Alberto Fernández,  las reservas netas del BCRA cayeron de u$s 11.538 millones a u$s 3.100 millones. Es decir, bajaron un 73% en solo 12 meses.

A partir de diciembre las reservas netas revirtieron la tendencia y actualmente (al 11/5, último registro oficial) alcanzaron un nivel de 5.920 millones (ver gráfico).

La evolución de las reservas netas es clave para que el BCRA recomponga su “poder de fuego” en caso de una nueva corrida cambiaria.

Además, en una economía que tuvo una mega emisión de pesos en 2020 (por la pandemia y la cuarentena dura) por $2 billones, el balance del BCRA quedó desequilibrado. En otras palabras, hay muchos pesos en circulación y pocos dólares en las reservas.

Por ello, si no prospera la negociación de Alberto Fernández y Martín Guzmán con el Club de París para lograr una postergación en el vencimiento de la deuda con el organismo, ya está decidido que el Gobierno no realizará el pago “cash” del vencimiento  a fin mayo por u$s 2.419 millones. Eso dejaría un nivel de reservas netas similar al nivel crítico de fines de noviembre de 2020. Y quedaría un BCRA sin “municiones” para contrarrestar una corrida, tanto para administrar el dólar oficial (que desde marzo viene subiendo muy por detrás de la inflación) como para evitar un salto en los “dólares alternativos” (vía venta de bonos y recompra con reservas).

Bajo ese escenario de “no pago” del vencimiento con el Club de París, los principales destinos de la compra de dólares serían: 1) liberar más dólares para apuntar la recuperación económica (insumos para la producción)  y 2) tener más dólares para intervenir en la “brecha cambiaria” .

Esto le daría algún margen para poder flexibilizar el “cepo a importadores” y no poner en riesgo la recuperación de la actividad económica. También evitaría desabastecimiento de bienes intermedios claves para la producción local.  Por otro lado, el BCRA tendría más dólares para para intervenir en el mercado de los “dólares alternativos” (contado con liqui y dólar mep) a través de un mecanismo que ya explicamos en diferentes informes: el BCRA vende bonos en dólares contra pesos y luego recompra bonos en dólares con reservas disponibles.

En resumen, Pesce tendrá 2 meses más con “viento a favor”. Durante mayo y junio habrá abundancia de dólares, producto de la súper soja y liquidación de la “cosecha gruesa” del agro. Además, el sector público tiene menores vencimientos de deuda en pesos. Esto implica un menor riesgo de una mayor emisión monetaria para cubrir el “agujero fiscal”. Es decir, más dólares disponibles y menos pesos “a emitir”.

La clave es que Pesce logre administrar la abundancia estacional para la época de “vacas flacas”. Es decir, prepararse para el segundo semestre, cuando se revierta la liquidación del agro y se disparen los vencimientos de deuda en pesos, junto con las mayores presiones por gasto público en plena campaña electoral y el proceso típico de dolarización previo a las elecciones.