Balance económico de 2 años de Milei

A dos años del inicio del gobierno de Javier Milei, la economía argentina exhibe una mezcla de avances macroeconómicos, fuertes costos sociales y un rebote cuya sostenibilidad aún está bajo debate. El equipo económico puso el foco en equilibrar las cuentas públicas y priorizó la desinflación, dos frentes en los que se registraron mejoras visibles. Sin embargo, ese avance vino acompañado de costos en la actividad económica, empleo y poder adquisitivo, especialmente durante el primer año de gestión. Al mismo tiempo, los principales riesgos del programa económico persisten en el frente externo: el bajo nivel de reservas, la fragilidad del esquema cambiario y la sostenibilidad en el tiempo, sin depender de rescates externos.

La dinámica de la actividad sintetiza este recorrido. Hacia noviembre de 2023 la economía ya caía 1,4% interanual y arrastraba meses de estancamiento. El ajuste fiscal, la licuación del gasto y la contracción monetaria profundizaron la recesión durante 2024. La actividad hizo “piso” en abril de 2024. El segundo semestre del 2024 fue expansivo de la mano de una recuperación del salario real y del crédito al sector privado.

En el primer trimestre de 2025 se alcanzó un pico de la actividad, pero en la previa electoral (hasta el mes de agosto) cayó la actividad y entro en una especie de “serrucho”. El último dato disponible (septiembre de 2025) marca un crecimiento de 5% interanual (desestacionalizado), y 0,5% respecto del mes anterior.

Una economía a dos velocidades

La recuperación no corrió para todos por igual. Si se compara el promedio de los primeros nueve meses de 2025 con el mismo período de 2023, hay sectores muy dinámicos : el agro —que rebotó 45% tras la sequía—, la intermediación financiera (+16,8%), la minería (+15,7%) y hoteles y restaurantes (+12%).

Del otro lado, la foto es bien distinta: la construcción se desplomó 14,2%, la pesca disminuyó 11,3%, la industria manufacturera cayó 9,5% y el comercio retrocedió 4,9%.

Inflación: del pico histórico a la desinflación acelerada

La inflación es el terreno donde el Gobierno muestra sus resultados más contundentes. El cierre de 2023 con una variación anual del 211% tenia un riesgo latente de espiralización. Con el ancla fiscal, el freno monetario y el crawling peg al 2% mensual, la inflación comenzó a descender rápidamente. Para 2025, la tasa anual se ubica en torno al 31%, un número impensado apenas un año atrás. La desinflación es significativa, aunque también genera tensiones por el atraso cambiario y la pérdida de competitividad de sectores transables.

Ingresos y salarios: la contracara del ajuste

El costo más visible del proceso de estabilización fue la pérdida de poder adquisitivo. Los salarios registrados del sector privado permanecen prácticamente en el mismo nivel de inicio. El índice salarial (INDEC) para los salarios privados registrados pasó de 100 (nov/2023) a 99,3 en septiembre pasado – con un piso en mar/24 de 87,9-.

En contraste,  en el sector público la caída es muy marcada, de 100 en noviembre de 2023 pasó  a 86 en septiembre pasado. Una caída de 14 puntos porcentuales en el poder adquisitivo,  reflejando el ajuste del gasto tanto del gobierno nacional como de las provincias.

 La situación previsional tampoco escapa a este patrón: las jubilaciones mínimas (con bono) medidas en pesos constantes bajaron de $443.211 en noviembre de 2023 (en pesos de diciembre 2025) a 410.873 pesos actuales.  Es decir, una caída de 7,3% en el poder de compra y desde junio de 2024 la caída es de 6%.

AUH se duplicó

En el caso de la Asignación Universal por Hijo (AUH), el cambio fue notable. Medida en pesos constantes, la prestación prácticamente se duplicó entre noviembre de 2023 y diciembre de 2025: pasó de $60.870 antes del cambio de gobierno a alrededor de $122.500 hacia fines de 2025. La recomposición comenzó en los primeros meses de 2024 y se consolidó a lo largo de 2025, con valores que se estabilizaron en torno a los $120.000 reales. En un contexto de fuerte ajuste y caída del ingreso laboral, la AUH terminó siendo uno de los pocos componentes del gasto social que ganó poder adquisitivo.

Mercado laboral: pérdida de puestos formales y avance del monotributo

El mercado laboral también sintió con fuerza el impacto del ajuste. Entre agosto de 2025 y noviembre de 2023 se destruyeron 138.000 empleos asalariados registrados privados y en el sector público otros 60.000. Solo el monotributo mostró un crecimiento significativo, con más de 120.000 nuevos inscriptos, reflejando un corrimiento hacia formas más precarias de empleo. El repunte de 2025 frenó la caída, pero no logró recuperar los puestos perdidos en el primer año.

Sector externo y reservas

En el frente externo se concentra hoy la mayor vulnerabilidad del programa. El Gobierno asumió con una posición de reservas netas en torno a –USD 11.000 millones, ya de por sí extremadamente delicada. Pero lejos de estabilizarse, el cuadro se deterioró aún más: hacia fines de 2025 las reservas netas sin contar los desembolsos del FMI son negativas en –USD 16.000 millones, un nivel que deja al BCRA sin margen real de maniobra.

A esto se suma que el nuevo esquema de flotación con bandas funciona, en los hechos, con una solo ancla: el techo es la referencia efectiva, mientras que el piso quedó como un valor meramente “testimonial”. El dólar spot se mueve hoy muy cerca del límite superior, una señal que enciende alarmas sobre la sostenibilidad del régimen y su capacidad para amortiguar un shock externo sin un refuerzo genuino de reservas.

Como contracara, surge un dato favorable: la balanza comercial de bienes volvió a terreno positivo, pasando de un déficit de –USD 6.925 millones en 2023 a un superávit cercano a USD 8.000 millones en 2025, tras alcanzar un récord de 17.000 millones de superávit en 2024 con una economía recesiva en la primera parte del año y un tipo de cambio real alto, tras la devaluación de 2023. Buena parte del superávit comercial en 2025 se sostiene por el superávit de la balanza energética.

Sin embargo, con el nivel actual del tipo de cambio, la cuenta de servicios reales mantiene un rojo de USD 900/1.000 millones mensuales, lo que dificulta que la economía pueda acumular reservas vía cuenta corriente. Por el lado financiero, el desafío tampoco es menor: para que el BCRA logre recomponer reservas, debería bajar drásticamente la dolarización de ahorros por parte de personas humanas, que entre abril y octubre de 2025 superó los USD 30.000 millones.

Los primeros dos años del gobierno de Milei muestran un avance claro en la estabilidad macro —con desinflación rápida, orden fiscal y un rebote de la actividad— pero con costos sociales significativos y sin resolver aún las vulnerabilidades externas. La recuperación económica es heterogénea y el nivel crítico de reservas, junto a un esquema cambiario tensionado, plantea dudas sobre la sostenibilidad del programa sin un refuerzo de “dólares frescos”. El desafío para 2026 será consolidar el crecimiento sin recrear desequilibrios y, sobre todo, sin volver a depender de auxilios externos.