En términos económicos, y al margen de cualquier valoración ideológica o política, los resultados de los últimos 4 años de la gestión Cristina Fernández fueron muy malos. Pero no hay duda que los 4 años de la gestión Macri serán peores.
Dos variables reflejan esos resultados: la evolución del PBI y la inflación. Los resultados son los siguientes:
— Entre 2012 y 2015, el PBI creció en esos cuatro años apenas 1,5%, mientras que la inflación –de acuerdo a las fuentes de la direcciones de estadísticas provinciales, que no fueron falsificadas como el Indec— acumuló un 186%.
— La gestión Macri, 2016-2019, tomando para este año la proyección de la encuesta del REM (Relevamiento de Expectativas de Mercado, que publica el BCRA) cerrará con una caída del PBI acumulada en los cuatro año de 3,2% (recordar que sólo 2017 fue de crecimiento, mientras que 2016, 2018 y 2019 fueron años de contracción). La inflación, a su vez, acumulará un impactante 240%.
Más allá de las causas de ese fracaso (la herencia K y la mala práxis macrista, entre otras), es interesante evaluar cuánto le llevaría a Argentina recuperar lo pérdido en términos de crecimiento en los últimos 8 años. De hecho, en el balance de los últimos 8 años, Argentina tuvo una contracción del PBI de 1,7%, mientras que la inflación acumuló un 866% (ver cuadro). Puesto en otros términos, la economía decreción durante todo ese período a un ritmo del -0,2% anual, mientras que la inflación promedió el 33% anual.
La consultora Macroview realiza una comparación con otros países a los que “les fue mal” dentro de los llamados “emergentes” en estos años. Excluyendo por razones obvias Venezuela, los resultados son los siguientes:
— En estos 8 años, Ucrania acumuló 161% de inflación y la economía cayó 6%; en Brasil la inflación acumuló 57% y la economía creció sólo 3%; en Grecia la inflación fue 1% y la economía creció 10%; mientras que en Turquía la inflación sumó 125% y la economía se expandió 41%.
— En cuanto al promedio de Latinoamérica (excluyendo Argentina, Brasil y Venezuela), la región tuvo una inflación acumulada en 8 años de 31% mientras que la economía creció 29% en promedio. Dicho de otro modo, para el resto de Latinoamérica fue una etapa de un crecimiento anual promedio del 3% y de una inflación del mismo orden, 3% anual.
Ahora bien, como la población crece a poco más del 1% anual, el achicamiento de la economía argentina con altísima inflación es todavía más dramático: se reduce la torta a distribuir entre cada vez más personas.
Así, según Macroview, la próxima gestión (sea quien fuera), debería garantizar entre 2020 y 2023, un crecimiento del PBI per cápita (el producto por persona) del orden del 3,7% anual para recién al final del mandato volver a los niveles de PBI per cápita del año 2011.
Casi una “misión imposible” si se tiene en cuenta que ello supondría una expansión de la economía (del PBI) cercana al 5% anual de manera constante los próximos 4 años. Sin embargo, es un cálculo que pone en perspectiva la magnitud de los desafíos que enfrentará el próximo Gobierno.