Según el el Indec, la inflación en enero fue del 2,9%, y se aceleró en los últimos 12 meses al 49,3%. En diciembre había cerrado 2018 con una inflación anual del 47,6%. Es decir que la inflación anual sigue en el nivel más alto en los últimos 27 años. Hay que remontarse al año 1991 para encontrar valores más elevados.
Los datos de enero son malos por donde se los mire. La inflación de alimentos y bebidas llegó al 3,4%, nuevamente por encima del nivel general, con lo cual acumula en el último año (respecto de enero de 2018) un impresionante 53 por ciento.
Entre los alimentos, se disparó el precio de la carne, con aumentos relevados por el Indec del 6,7% en el asado; 6,6% la carne picada común; 6,5% la paleta; y 7,1% el cuadril. Como anticipó Plan M, además, entre febrero y marzo estos aumentos continuarían, por la fuerte suba en los últimos meses de la hacienda en pie (Ver aquí). El otro dato preocupante, son las fuertes remarcaciones registradas en lácteos, que por la escasez de leche continuarían durante febrero. Según el Indec, la leche entera en sachet aumentó 5,5%; y los quesos entre 4,8% y 6,6%. Por otro lado, se registraron aumentos mayores al promedio en el “pan de mesa” (3,8%) y galletitas (4,7%). Mientras que el “filet de merluza” se incrementó 10%. Otro de los consumos populares, la yerba mate, subió 5%.
En enero, hubo también aumentos importantes en el rubro comunicaciones (por las tarifas de celulares), con un 7,4%; de salud, por la medicina prepaga (2,9%), y servicios asociados al turismo como recreación y cultura (3,5%), y restaurantes y hoteles (3,7%). En enero, por el nuevo aumento de las tarifas de luz, los llamados “precios regulados” subieron 3,4%, por arriba de la inflación general.
Pero la “inflación núcleo” –que excluye a los precios regulados y a los estacionales— fue del 3%, influida básicamente por las remarcaciones en alimentos esenciales, como carne y lácteos. El fenómeno es preocupante teniendo en cuenta que la estabilidad cambiaria de los últimos tres meses ni la caída de la demanda no logró frenar las remarcaciones alimentos, muy sensibles a la evolución del tipo de cambio. En el último año (enero 2019/2018) la inflación núcleo llegó a 49,9%. Mientras que la inflación de precios regulados fue del 55,4%.
