El dólar tuvo la mayor suba en el día en lo que va de 2019. Cerró en $40,75 el mayorista. Ajustó tras 2 días de feriados en los que el mundo jugo en contra. El contexto global adverso y una política más contractiva del BCRA en el arranque de marzo, hizo subir la tasa de interés. Pese a los mayores rendimientos, los plazos fijo en moneda local se estancaron. Y persiste el fantasma de la dolarización pre-electoral.
El dólar tuvo su mayor alza en un día desde que arrancó el año. Subió un 2,3% para el público mayorista. Mientras que el dólar minorista se ubicó en 41,60 pesos. Según fuentes de la city, el BCRA intervino en el mercado futuro del dólar para contener la cotización. En las últimas 20 jornadas el billete norteamericano subió en 14 ocasiones. Como reflejo de la mayor presión sobre el dólar, el Banco Central subió la tasa de interés que paga por las Leliqs (las Letras de Liquidez que coloca a los bancos) que se ubica ahora en un promedio de 50,55%. La tasa de interés registra una escalada dese el mínimo de 44% que había tocado el 14 de febrero pasado.
En las últimas jornadas a los problemas internos se le suma un contexto global en el que el dólar se fortalece mientras las monedas emergentes se debilitan. Pero el nivel de vulnerabilidad de Argentina provoca que en medio de esa salida de capitales de los países emergentes, la devaluación del peso sea mayor que el resto de las monedas.
El BCRA sigue intentando vía tasa de interés controlar la cotización del dólar y las expectativas de depreciación. Pero cuenta con pocas herramientas y un poder de fuego acotado por el FMI. Cuando el dólar se encuentra dentro de la llamada “zona de no intervención” cambiaria (hoy con un límite inferior parea el dólar mayorista de 38,77 pesos y un límite superior de $ 50,17) el Banco Central no puede –como su nombre lo indica—intervenir en el mercado cambiario, en este caso vendiendo dólares para evitar la suba. Puede intervenir de manera limitada en el mercado de futuro del dólar, pero el único instrumento relevante que le queda es la tasa de interés.
Hoy, en la subasta semanal de Leliqs vencían unos $ 160.000 millones y el Central colocó $ 200.527 millones para retirar pesos de circulación, y convalidar un alza de la tasa de interés promedio al 50,55%. El riesgo con la nueva tendencia ascendente de las tasas de interés es que la recesión se prolongue más de lo esperado. De hecho el crédito al consumo ya lleva 8 meses consecutivos de contracción. Y marzo no cambiará la tendencia.
Por otro lado, sigue latente el riesgo de dolarización de una parte de los depósitos en pesos en el sistema financiero, que podría dispararse a medida que avancen la campaña electoral. Según los últimos datos del BCRA, los depósitos a plazo fijo se estancaron y ya no crecen como sucedió entre octubre y enero.
Para los expertos, el tramo más “volátil” –lease el que podría correr más rápido al dólar– son los depósitos privados mayores a 1 millón de pesos, que fueron los que más crecieron entre octubre y enero. Sin embargo, aun después del retorno de la suba de la tasa de interés desde mediados de febrero (desde entonces escaló 6,6 puntos porcentuales), la evolución de este segmento de depósitos se estancó. En los últimos 14 días subió apenas 0,3% (2.300 millones de pesos). Mientras que en la primer quincena de febrero crecía a un ritmo del 3,2%.
Cabe señalar que desde la asunción de Sandleris hasta el 8 de febrero pasado, los depósitos en pesos de este segmento de ahorristas o inversores habían aumentado más de 256.000 millones de pesos. Si se le agrega, el crecimiento entre octubre y enero de los depósitos minoristas (menos de 1 millón de pesos) por casi $ 100.000 millones, se tiene que hay más de $ 350.000 millones en los últimos 5 meses se vieron tentados por las altas tasas de interés (ver gráfico). Si en algún momento esos inversores decidieran refugiarse en el dólar para enfrentar la incertidumbre electoral las presiones sobre el tipo de cambio provocarían –por lo menos– un nuevo cimbronazo sobre las tasas de interés y resentirían aún más la posibilidad de una recuperación económica en los próximos meses, justo en plena campaña presidencial.
