La tardía definición de Martín Insaurralde generó un estruendo en el campamento kirchnerista.
Después de los pases de baile con los que amagó durante un año ir detrás de Sergio Massa, el intendente de Lomas de Zamora se decidió por Daniel Scioli.
La candidatura de Insaurralde vino acompañada de un desalojoviolento de la Policía Bonaerense en la feria de la Salada, a la vera del riachuelo.
Pero además desató una respuesta en cadena de distintas figuras del oficialismo. Rivales como Patricio Mussi y Diego Bossio hicieron cola para pegarle.
El intendente de Berazategui dijo que no expresa el modelo y que debe quedarse en su distrito si quiere ayudar al Frente para la Victoria.
El titular de la Anses afirmó que el esposo de Jésica Cirio está mareado por el Bailando. Pero el que llegó más lejos fue, una vez más, el jefe de Gabinete Aníbal Fernández.
Fernández habló por el kirchnerismo duro, que desprecia a Insaurralde y no le perdona sus idas y venidas. En el fondo del tiempo parece haber quedado la campaña de 2013 en la que la Presidenta llevó al intendente hasta Río de Janeiro para arrebatarle una foto al mismísimo Papa.
Sin embargo, Martín es uno de los protegidos del candidato oficialista que mejor mide en las encuestas, Daniel Scioli. La batalla en la provincia de Buenos Aires es decisiva en las presidenciales de este año.
El territorio que gobierna Scioli representa el 40 % del padrón electoral y será el escenario de la pulseada más fuerte entre el gobierno y la oposición. ¿La confrontación dentro del Frente para la Victoria marcará a fuego la campaña? ¿O la Presidenta se pondrá a la cabeza de una estrategia parapreservar el poder, con Scioli como punta de lanza?
