La jefa del kirchnerismo decidió extender por decreto las sesiones ordinarias hasta el 9 de diciembre, unas horas antes de su retiro del poder. La Presidenta pretende aprobar quince nombramientos en el Poder Judicial que acaban de ingresar de apuro al Senado y promover ascensos en las Fuerzas Armadas y la Cancillería.
Entre las iniciativas más polémicas que el oficialismo busca cerrar contrarreloj hay dos que se destacan: los pliegos para reemplazar a Eugenio Zaffaroni y Carlos Fayt en la Corte Suprema, y la creación de cinco organismos estatales que serían ocupados por miembros de La Cámpora.
Aunque los tiempos no dan para designar a dos supremos antes de que finalice el mandato de Cristina y la oposición ya anunció que no dará quórum, el kirchnerismo pretende avanzar. Su objetivo de máxima es obligar al próximo presidente a negociar con el peronismo para retirar los pliegos de los dos nuevos postulantes que impulsa la Casa Rosada. Cristina envió al Senado un listado de candidatos para ocupar cargos en el Poder Judicial: un camarista, nueve fiscales y cinco defensores oficiales.
Junto con el escándalo por el nombramiento express de dos camporistas en la Auditoria General de la Nación, la Presidenta diseña estrategias para retener una cuota de poder después del 10 de diciembre. Los movimientos de última hora de Cristina despiertan indignación en la oposición pero también inquietan al peronismo oficialista.
Los gobernadores del PJ sospechan que la Presidenta ya da la elección por perdida y sólo apuesta a salvar a sus incondicionales.
