En los últimos años hemos visto como la política cambiaria del BCRA termina condicionada por el movimiento del real, la moneda de Brasil. Entre mediados de marzo y fines de junio de 2021, el real sufrió una apreciación nominal. Pasó de R$5,9 a R$4,9 por dólar. Esto le permitió al BCRA bajar el ritmo de devaluación del peso, sin comprometer la competitividad (precio) con respecto a nuestro mayor socio comercial. Sin embargo, en los últimos días el real comenzó a depreciarse nuevamente (de R$4,9 a R$5,26) y puede complicar el esquema cambiario de cara al período pre-electoral.
Si observamos el gráfico comparativo entre el peso y el real, cuando el real se depreció rápidamente, tarde o temprano, obligó al BCRA a convalidar una depreciación del peso o tuvo un costo importante en términos de reservas del Central.
Por ejemplo, en la crisis internacional de 2008/9 el dólar en Brasil llegó a subir casi un 44% interanual (en febrero de 2009). En 2008, Argentina que venía con un dólar prácticamente “planchado” (subió sólo 8,4%, pero a mediados de 2009 el tipo de cambio en Argentina aceleró el ritmo de depreciación. Y el Banco Central tuvo que convalidar una suba del dólar del 25% interanual, triplicando el aumento del año anterior.
Tras el derrumbe el precio internacional de los commodities a mediados del 2014, Brasil sufrió una rápida depreciación de su moneda, la cual duró hasta el año siguiente. El dólar en Brasil pasó de R$2,44 por dólar en septiembre de 2014 a R$ 3,95 por dólar sólo 12 meses después: es decir, un alza del 54% interanual.
Mientras que Argentina que ya había devaluado en 2014 (subió el dólar oficial un 20% en enero de 2014), tuvo que volver a devaluar a fines de 2015, ya que el dólar había quedado muy atrasado respecto de los precios internos. Y además, había perdido competitividad respecto del resto de las monedas de la región (especialmente de Brasil). Así, cuando asumió Mauricio Macri el dólar oficial cotizaba $ 9,7 por dólar y en febrero de 201, liberación del cepo cambiario mediante, llegó a los $16 por dólar. (subió otro 65%).
Por eso la cotización del dólar en Brasil es clave para ver cómo sigue la estrategia del BCRA en Argentina. Y para saber cuánto margen tiene para continuar con el esquema de atraso del dólar oficial como “ancla” de la inflación en el año electoral.
Desde mayo, el Real se apreció nominalmente: pasó de R$ 5,85 (mayo/21) a R$ 4,9 a fines de junio. Esto ayudó al BCRA a poder bajar el ritmo de las micro-devaluaciones de 4% mensual en enero pasado a sólo 1,2% en junio.
El Central redujo el ritmo de depreciación del peso y, simultáneamente, acumuló compras netas de dólares por u$S 5.666 millones entre mayo y junio. Difícilmente hubiese tenido esa performance, pese al boom de precios de la súper soja, si el real Brasilero continuaba depreciándose y el dólar superaba los R$ 6 por dólar en el socio mayor del Mercosur.
Sin embargo, en los últimos 20 días, el dólar en Brasil revirtió su evolución y aumentó 7,3%. Pasó de R$ 4,9 (el 24/6) a R$5,26 (al 9/7). El quiebre de tendencia, que se observa también en otros países de la región ante la reversión del ingreso de capitales por el temor del impacto de la variante Delta y el refugio en bonos del Tesoro norteamericano, puede complicar el esquema cambiario del BCRA.
Contrariamente a lo que ocurre en Brasil, En Argentina el “dólar oficial” sube a un ritmo de 1,2% mensual y la inflación sigue instalada arriba del 3% mensual. Es decir, el peso se aprecia en términos reales (el país se encarece en términos de competitividad) casi un 2% por mes.
En otras palabras, mientras Brasil se abarata en dólares, Argentina se encarece en términos del dólar oficial y pierde competitividad. Las exportaciones argentinas se encarecen en el mercado brasileño y las importaciones provenientes de Brasil se abaratan.
Será clave seguir monitoreando la evolución del real para saber con cuanto margen cuenta Miguel Pesce para seguir con la receta electoral del “atraso cambiario” para contener al proceso inflacionario.