Según el INDEC, en diciembre se registró un déficit comercial de u$S 364 millones luego de 27 meses consecutivos de superávit en la balanza comercial (desde agosto-18). Al impacto de la “brecha cambiaria” se sumó el paro de aceiteros y portuarios que paralizó la actividad por tres semanas. Las exportaciones cayeron 34,1% (con precios internacionales al alza) y las importaciones subieron 24,7%, ambos en términos interanuales. El acumulado de 2020 cerró con un superávit comercial de u$S 12.528 millones.
El aumento de las importaciones en diciembre (+ 24,7% interanual) es la mayor suba interanual desde febrero de 2018 (+ 22,8%). Las casusas son varias. Primero, siguen recuperándose lentamente los niveles de actividad económica. Según el último dato del EMAE, (Estimador mensual de la actividad económica – INDEC) la actvidad está 3,3% debajo del nivel pre-pademia.
Segundo, la “brecha cambiaria” –la diferencia entre el dólar oficial y los “dólares alternativos”- incentiva a seguir demandado dólares (baratos) a los importadores a la cotización del dólar oficial, aunque cada vez con más restricciones.
Tercero, lo contrario ocurre con las exportaciones. La disparada en las expectativas de devaluación frena las ventas al exterior. Pese a la mejora en los precios de las exportaciones de productos primarios de 3,1% y de 6,1% en manufacturas de origen industrial (ambos interanual), en diciembre, las exportaciones totales registraron un a caída de 33,8% en cantidades. Mientras que en valor se redujeron 34,1%%, respecto de igual mes de 2019.
Finalmente, en diciembre, las exportaciones primarias y manufacturas de origen agropecuario se vieron afectadas por el paro de aceiteros y portuarios, y cayeron en cantidades 46,9% y 47,4%, respectivamente, siempre en relación a diciembre de 2019.
Los exportadores perciben que son muy pocos los pesos que reciben a cambio de sus productos: actualmente, 87 pesos por dólar (el tipo de cambio oficial mayorista), menos las retenciones, versus los 150 pesos que cotiza el “contado con liquidación”, el valor de referencia para las empresas que quieren dolarizar sus excedentes de pesos.
Dentro de las exportaciones, en diciembre los rubros que más cayeron respecto del mismo mes del año pasado fueron los “productos primarios”, que se desplomaron 45,3%. En diciembre, los precios de los productos primarios subieron 3,1%, respecto de diciembre del año anterior. Sin embargo, eso no alcanzó a compensar la caída en cantidades del 46,9%.
Las “manufacturas de origen agropecuario” se derrumbaron 44,2%, las “manufacturas de origen industrial” cayeron 18,3% y “combustibles y energía” cayeron 10%.
Los rubros de importaciones que más crecieron fueron: “Piezas y accesorios para bienes de capital” (49,6%), “Bienes de capital” (34,3%), “Bienes intermedios” (31,6%) y “Vehículos automotores de pasajeros” (14%). Mientras que el único rubro en terreno negativo fue “Combustibles y lubricantes” (-44,2%).
En resumen, el ritmo de aumento de las importaciones no se condice con la leve recuperación económica. Claramente, el “efecto brecha” esta afectando la dinámica de importaciones.
Pese a la baja en la “brecha cambiaria” en diciembre (ver gráfico), estos niveles de brecha cambiaria se “consumieron” el superávit comercial, el unico pilar que se mantenía en pie de la economía.
En el acumulado de 2020, el superávit comercial fue de U$S 12.528 millones. El país le vendió al resto del mundo por U$S 54.884 millones y realizó compras por U$S 42.356 millones.
Entre los meses de septiembre y diciembre se agravó la caída de las exportaciones y pasaron a un rojo por encima de 20% interanual. Mientras que los números en pleno pico de la pandemia y cuarentena, habían mostrado caídas de 17% promedio, en el segundo trimestre de 2020.
Por su parte, durante los 8 primeros meses del año, las importaciones acumularon un derrumbe de 23,8%, comparando contra el mismo período de 2019. Pero el “efecto de la brecha” llevó a revertir esa dinámica y así terminaron con subas de 20,7% en noviembre y 24,7% en diciembre, ambas en términos interanuales.
En los años de crisis económicas (locales e internacionales), Argentina acumuló siempre los mayores superávits comerciales.
En el año 2002 , tras la mega-devaluación del estallido de la Convertibilidad, el superávit comercial llegó a U$S 16.600 millones. En 2009, con el impacto de la crisis internacional, el superávit comercial ascendió a U$S 16.885 millones. En 2019 tras la crisis cambiaria iniciada en 2018, el saldo comercial alcanzó U$S 15.990 millones. Mientras que 2020 cerró con U$S 12.528 millones, menor al previsto inicialmente, como se dijo, por la disparada de la brecha cambiaria.
A pesar de la fuerte generación de dólares vía balanza comercial y al “super cepo” el Central no logró comprar los dólares del superávit comercial. Al contrario, en el acumulado del año 2020, en términos netos, el BCRA vendió u$S 4.169 millones en el mercado de cambios para contener al dólar oficial.
La brecha cambiaria que en diciembre promedió 85,3% del dólar oficial con el “dólar blue” reflejó que las expectativas de devaluación se situaron debajo del récord de octubre (150%), pero esa brecha sigue siendo muy elevada para normalizar el funcionamiento de la economía.
Asi, continuó a todo ritmo la demanda de dólares al tipo de cambio oficial de los importadores. Y se agudizó la tendencia de retener la liquidación de divisas de los exportadores (sumado al paro de portuarios y aceiteros) reduciendo la oferta de dólares en el mercado oficial.
Para el año 2021 el saldo comercial tiene un efecto positivo en las exportaciones dado por el incremento de los precios internacionales de las materias primas (especialmente de la soja subió 54% en los últimos 12 meses). Sin embargo, el rebote de la economía le dará una mayor demanda de importaciones que en 2020. Si sumamos que será un año electoral probablemente se “atrase” el “dólar oficial” buscando anclar expectativas y se opte por una política fiscal expansiva en la previa a las elecciones. La “brecha cambiaria” seguirá distorsionando el comercio exterior. El saldo comercial para el año 2021 probablemente sea bastante menor que en 2020.