El primer llamado fue de Mauricio Macri. A principios de febrero, a poco de su regreso de Davos, se comunicó después de mucho tiempo con su antiguo aliado de la interna boquense, Enrique “Coti” Nosiglia, para revelarle que “ya lo convencí al Pelado”. El veterano operador radical no necesitaba más explicaciones para entender que el “Pelado” al que se refería el Presidente era nada menos que Horacio Rodríguez Larreta dando el OK para aceptar una interna con Martín Lousteau por la Jefatura de Gobierno en 2019. Así quedaría asfaltado el camino para el armado de Cambiemos en la Capital.
La ratificación llegó de boca del propio alcalde de la Reina del Plata, vía telefónica y con el mismo interlocutor. Sucedió horas antes del debut de la conducción del Comité Nacional de la UCR electo en diciembre, y en el que Nosiglia funge como encargado de una Comisión de Acción Política. Es su reaparición en la escena pública, tras décadas de manejar su poder desde las sombras. Allí, el “Coti” le pidió a su compadre político, Rafael Pascual, que comunique oficialmente la inminente constitución de Cambiemos en el único distrito donde aún no tiene vigencia.
Según fuentes del PRO consultadas por Clarín, el jefe de Gobierno ya había deslizado entre los miembros de su tropa el interés de Macri en bloquear una nueva confrontación entre sus socios en la Ciudad, para priorizar el año próximo su eventual campaña a la reelección presidencial.
En uno de los almuerzos quincenales con su mesa chica en la majestuosa arquitectura de Parque Patricios, blanqueó el tema. Estaban su jefe de Gabinete, Felipe Miguel; sus ministros de Espacio Público, Eduardo Machiavelli, y de Gobierno, Bruno Screnci, el secretario general, Fernando Starface, el vicejefe Diego Santilli, y el vice primero de la Legislatura, Francisco Quintana, número dos del PRO a nivel nacional. Ya hablaron con sus aliados de la Coalición Cívica.
Larreta acompañó a Macri al Foro Económico Mundial de Davos a finales de enero y allí cerraron el tema Lousteau. Una versión que finalmente no se confirmó había adjudicado esa charla al contacto que semanas antes habían tenido en el resort de descanso del Presidente en Cumelén, provincia de Neuquén.
Allí se habló de acordar con la UCR reglas de juego para la competencia del 2019 en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), sin apurar por el momento un compromiso legislativo ni de gestión. “Les toca a ellos hacer algún gesto”, dicen.
“Ellos” son los radicales porteños, que en la Ciudad armaron la lista opositora Evolución y cuentan con un bloque de seis legisladores, más un aliado, que no siempre votan con la alianza Vamos Juntos compuesta por el PRO, la Coalición Cívica y Confianza Pública, el partido de Graciela Ocaña. Como el buen desempeño en octubre les permitió tener mayoría propia en la Legislatura (33 sobre 60 diputados), Larreta no tiene apuro en el armado de un interbloque.
Lousteau se afilió a la UCR semanas después de quedar tercero en las elecciones legislativas de octubre. Un tropiezo a dos años de haber llegado al balotaje contra Larreta en 2015. Ahora tiene bloque propio en Diputados y arma un frente progresista fuera del Congreso.
A todo esto, Elisa Carrió -dueña del triunfo en octubre- sigue en silencio. “Coti” y Lousteau para ella son mala palabra. ¿El Presidente la podrá poner en caja?.