Con el objetivo de cerrar la discusión, el Gobierno reafirmó hoy públicamente el respaldo al ministro de Trabajo, Jorge Triaca, tras el escándalo que protagonizó con su empleada doméstica por la viralización de un audio en el que la insulta y por la revelación de que trabajó "en negro" en su domicilio, antes de su polémica designación en el Sindicato de Obreros Marítimos Organizados (SOMU).
Y, al mismo tiempo, buscó bajar el nivel de confrontación con el camionero Hugo Moyano y el grueso de los gremios, al diferenciar la vocación de diálogo que tiene "la mayoría" de "las amenazas berretas y mafiosas" que lanzó el líder de los gastronómicos Luis Barrionuevo.
Pese al duro documento que firmaron Barrionuevo y Moyano, la principal preocupación del Gobierno fue confirmar la continuidad de Triaca. Así, con el aval del Presidente, fue el jefe de Gabinete, Marcos Peña, quien dijo que “es un excelente ministro” y despejó dudas respecto al indicar que “si bien fue un error, no es algo que le tenga que costar el cargo”
Como suele ocurrir ante cada situación crítica, el Gobierno intentó que el tema no impactara en Mauricio Macri. Por eso, fue Peña, otra vez, el encargado de calmar las aguas. Y para eso eligió el programa de Marcelo Longobardi en radio Mitre. Sin vueltas, primero aclaró que para el Gobierno “está mal el caso del exabrupto” que tuvo Triaca al insultar a Sandra Heredia, pero valoró que “ya pidió disculpas”.
Recluido en la Quinta de Olivos como acostumbra los viernes, Macri siguió en vivo la entrevista. Lo mismo había hecho el miércoles, cuando habló Triaca y dio una explicación que, cuentan sus funcionarios más cercanos, lo dejó satisfecho.
Para Peña también "fue un error la cuestión de haberla elegido para el SOMU", no porque crea que se violó alguna ley, sino porque entiende que la sociedad ya no admite este tipo de actitudes. "Creemos que es un error porque nosotros hemos elevado la vara y nos tenemos que poner a esa altura”, reflexionó.
Igual, dijo comprender que la designación obedeció a cuestiones de "confianza". "Pensemos que no estábamos yendo a intervenir un lugar sencillo y se privilegió eso a otras cuestiones", insistió. Un argumento similar al que utilizan quienes defienden el nepotismo.
Con todo, lo que más incomodidad generó puertas adentro del Gobierno fue la denuncia que hizo Heredia contra Triaca por tenerla trabajando "en negro". Un golpe letal justo cuando Triaca debía hablar de las bondades del proyecto de reforma laboral.Astuto, Peña esquivó abordar ese tema.
"Consideramos que las explicaciones fueron claras. Si bien fue un error, no sentimos que sea algo que le tenga que costar el cargo", indicó Peña, al destacar "todo lo que ha logrado en estos dos años". "Es un excelente ministro de Trabajo y lo respaldamos", agregó.
Mientras pasa las vacaciones en su quinta de Chapadmalal, Triaca recibió con cierto alivio el respaldo público. Cerca suyo confiaron que "le cuesta desenchufarse" y anticiparon que ya trabaja en el plan alternativo a la reforma laboral. Sabe que el éxito de esta gestión es su gran carta para garantizarse que el apoyo no sea sólo momentáneo.
No es la primera vez que Peña juega fuerte a favor de Triaca. En noviembre de 2015, su opinión fue clave para que Mauricio Macri se inclinara por él en lugar del delasotista Jorge Lawson. Ahora lo vuelve a hacer, tal vez forzado porque se da en un momento de tensión con los gremios en el que no luce conveniente un cambio de ministro.
A propósito de esa tirante relación, Peña condenó "la amenaza mafiosa y berreta" que, según dijo, "le hizo al país" el gastronómico Luis Barrionuevo y pidió "diferenciarla" de la actitud de "la mayoría de los sindicalistas, que está siendo responsable y dialoga". En este grupo incluyó al líder camionero Hugo Moyano, con quien se mostró dispuesto "a trabajar" en "una mesa de trabajo para que los sectores que él representa estén mejor". "Las diferencias políticas son aceptables pero hay comportamientos y cosas que rompen las reglas que no vamos a aceptar", sostuvo, en alusión a los dichos de Barrionuevo, que recordó que "a los sindicatos los atacaron los militares, (Raúl) Alfonsín y (Fernando) De la Rúa y no terminaron su mandato".
El gesto de distensión de Peña con los gremios, luego de semanas de dardos cruzados, se explica en buena parte en la necesidad del Gobierno de asegurar que las paritarias se planteen con un techo cercano al 15%, en sintonía con la meta de inflación. "Hay un alto nivel de diálogo y está la vocación de que se refleje (en la negociación) la realidad de cada sector", adelantó.