Mauricio Macri sabe que el domingo se juega en la Ciudad una parada decisiva para sus aspiraciones presidenciales.
El líder del PRO imaginó que la designación de un sucesor en el distrito que gobierna desde 2007 iba a ser apenas un trámite.
Pero la prueba se convirtió en una carrera plagada de obstáculos. La decisión de Gabriela Michetti de ir en busca del sillón principal de Bolívar 1 alteró los planes de Macri: lo llevó a involucrarse en una batalla en la que no tiene garantías de triunfar.
Macri siguió el consejo de los asesores que le recomendaban imponer su liderazgo en la cuna del macrismo.
Pero según la última encuesta de Raúl Aragón y Asociados la apuesta ya le salió cara: perdió 3 puntos en los sondeos que fueron a parar directamente a Sergio Massa, el otro opositor con el que disputa un lugar en el balotaje.
Después de mucho tiempo, la Casa Rosada y el ex intendente de Tigre tienen este domingo un objetivo común: que Horacio pierda y que su derrota perjudique a Mauricio.
El líder del Frente Renovador quiere recuperar terreno en los 45 días que quedan hasta la inscripción de las listas: se propone llenar el estadio de Vélez con intendentes y sindicatos amigos.
Pero necesita que su rival trastabille en el territorio donde siempre fue más fuerte.