En las previas electorales en Argentina se aplica la “vieja receta” del atraso cambiario o “dólar electoral”. Esto se repitió en los años 2013, 2015, 2017, 2019 y 2021 sigue la misma la “regla”. Mantener forzadamente el dólar “corriendo” por debajo de la inflación no es sostenible en el tiempo. El desequilibrio cambiario se acumula y post elecciones se dispara la cotización del dólar oficial y la inflación se acelera. Así ocurrió, por lo menos, en las últimas 4 elecciones: en los 6 meses previos a la elección dólar e inflación corrieron muy más lento que en los 6 meses posteriores.
Atrasar al “dólar oficial” como medida antinflacionaria es un clásico de los años con electorales en Argentina. La lógica detrás de esta medida es que contener las presiones inflacionarias en los meses previos a las elecciones. Y generar un “veranito” en el consumo interno que potencie los votos del oficialismo. El punto clave es que, tras acumular un desequilibrio en la cotización del dólar oficial, se hace inevitable una corrección o ajuste posterior.
Por ello, en los meses previos a las elecciones tenemos inflación y dólar que viajan más lento y post-elección se dispara el dólar y el proceso inflacionario acelera. Veamos que ocurrió en las últimas 4 elecciones, entre 2013 y 2019, en los 6 meses previos a la elección y en los 6 meses posteriores (ver gráfico).
En 2013, durante el periodo pre-electoral entre marzo y septiembre el dólar aumentó 12,8%. Mientras que en los 6 meses posteriores a la elección general el “dólar oficial” pasó de $5,7 a $7,9. Es decir, equivalente a un incremento de 38,2% – incluyendo la devaluación de 20% en enero de 2014 – .
En tanto, la inflación en los 6 meses previos a la elección era de 2% mensual. Mientras que los 6 meses posteriores alcanzo el 3,3% mensual.
La dinámica dólar y precios fue muy parecida en el año 2015. Con el agravante que el atraso cambiario acumulado era mayor. El dólar se movió solamente 6,7% en los 6 meses previos a la elección y post-elección el salto fue de 60% (tras la apertura del cepo cambiario al inicio de la gestión Macri). Pasó de $9,3 en septiembre de 2015 a $15 en marzo de 2016. Es cierto que antes de la devaluación de diciembre de 2015 el dólar oficial que había dejado Cristina estaba súper atrasado: unos 68 pesos a valores de hoy, frente al dólar oficial mayorista actual de 98 pesos.
En el año 2017, a diferencia de las elecciones previas, el dólar se movió en los 6 meses previos sólo 11%, mientras que en los 6 meses posteriores subió 17,3%. Pero justo sobre el final de ese período, con la crisis de abril de 2018, empieza la devaluación fuerte ante la salida masiva de capitales. La inflación a su vez se aceleró de 1,7% a 2,1% mensual promedio. Pero de nuevo, en abril 2018 empieza la disparada.
En 2019, la bisagra electoral fue la elección PASO. La dinámica de precios y del dólar oficial cambio abruptamente tras la elección de agosto de 2019. El día después de las PASO, el dólar oficial pasó de $45 a $60. Así, en el acumulado de los 6 meses previos a las PASO, el dólar subió sólo 13,7%. Mientras que en los siguientes 6 meses, el dólar se disparó 41,1%. En tanto, la inflación que “viajaba” a un ritmo de 3,3% mensual, ya muy elevado por el estallido cambiario del año anterior, subió otro escalón a 3,9% mensual en los 6 meses siguientes.
Desde marzo de 2021 se profundizó el atraso cambiario y el dólar oficial prácticamente va a un ritmo de solo 1% mensual. Solo acumula un incremento de 7,9% entre marzo y septiembre pasado. El interrogante es de cuánto será el ajuste que tendrá el dólar post-elecciones y con qué ritmo se hará. Si es similar a 2013, el ritmo de suba del dólar se debería multiplicar por 3. Es decir, aumentar un 23,8% en 6 meses. Algo que es muy riesgoso de implementar en un contexto de inflación superior al 50% y con una agenda pendiente de incremento de tarifas de servicios públicos, en el marco de la negociación con el FMi, para achicar la cuenta subsidios energéticos y el déficit fiscal.
En ese contexto, la inflación también podría experimentar un fuerte salto. Si tomamos el promedio de suba de los 6 meses posteriores en las elecciones en los años 2013, 2015 y 2019, en promedio la inflación creció 1,5 veces. ¿En 2021 será diferente?Con mínimas reservas en el Banco Central, brecha cambiaria récord, y un atrasado del dólar oficial con un atraso similar al de 2013, sólo un plan fiscal y monetario consistente, en el marco del acuerdo de un acuerdo con el FMI, con amplio respaldo político, podría llegar a anclar las expectativas y evitar otra crisis poselectoral.