A los argentinos les encanta consumir productos de marcas líderes. De cada 100 pesos que gastan en alimentos y productos para el cuidado personal, 73 pesos y medio se destinan a las marcas más conocidas, según una investigación de la consultora especializada Kantar World Panel.
Sin embargo, los bolsillos debieron adaptarse a la constante suba de los precios y de la consecuente pérdida del poder adquisitivo: en los últimos meses vienen haciéndose cada vez más lugar los artículos de segundas líneas y las marcas propias de los supermercados y de los comercios mayoristas.
Los consumidores dejan de lado sus preferencias marquistas para opciones más económicas: las segundas marcas y las propias de los supermercados resurgen en base a precios hasta un 50 por ciento más baratos. Para no perder mercado a manos de la competencia, los fabricantes se adaptan: buscan la manera de llegar a los consumidores con productos de menor renombre y, en algunos casos, también de calidad más baja.
Las empresas más grandes relanzan algunas de las marcas que tenían postergadas. Otras compañías directamente eligen fabricarles a los supermercados productos para que vendan con su propia etiqueta.
¿Cómo es fenómeno? ¿Cuál es la realidad del mercado? ¿Cuáles son las estrategias de la industria y de los comerciantes? ¿Cómo puede aprovechar el consumidor?
Podés ver el informe entero en el canal de YouTube de Plan M, www.youtube.com/PLANMTV.