Dejando de lado Venezuela, que este año llegará a un récord hiperinflacionario del 8.800%, para la mayoría de los países de la región la inflación ha dejado de ser el principal problema económico. De hecho, el 2,3% de inflación que arrojaron los índices del Indec en marzo, es la inflación que algunos países de la región acumulan a lo largo de todo un año.
Por ejemplo, en los últimos 12 meses, la inflación en Brasil llegó al 2,9%. Mientras que en Colombia fue de sólo 2,7%. Chile registró en el último año la misma suba de precios que Argentina en marzo: 2,3%. En Perú apenas avanzó el 1,4% anual. Y Ecuador, con una economía dolarizada, afronta varias dificultades, pero ciertamente no el problema inflacionario: experimentó incluso con una pequeña deflación (una caida de precios del 0,2%) en los últimos 12 meses.
Para Argentina, en marzo, respecto de igual mes del año pasado, la inflación anual marcó 25,4%. Los pronósticos para este año la ubican en un piso del 20%, pero podría ser incluso dos o tres puntos superior, más cercana a los registros del 2017.
Con estos niveles de inflación el dólar en Argentina no puede dejar de moverse durante mucho tiempo porque sino Argentina queda cada vez más cara en relación a sus socios comerciales. Esa "inflación en dólares" significa una perdida de competitibidad de la economía que pone en riesgo la producción y los puestos de trabajo en los sectores que compiten con el mundo.