El BCRA se anticipa a un segundo semestre con mayor escasez de dólares. Y profundiza el “cepo cambiario” en el mercado de los “dólares alternativos” (con cambios normativos durante el pasado fin de semana). Así, el mercado queda cada vez más segmentado y regulado, con menos volumen. El objetivo del BCRA es controlar la cotización de los “dólares alternativos” con menor uso de reservas y bonos en cartera, es decir, tratar de acotar la inevitable sangría de dólares en los próximos meses sin que se dispare la brecha cambiaria. ¿Podrá lograrlo?
En la práctica el BCRA le agregó otro cepo al cepo cambiario. Es un “parche sobre parche” apuntando a que restringiendo la operatoria de los “dólares alternativos”, el Central, en el cortísimo plazo, pueda controlar con menores intervenciones de venta de dólares y bonos las cotizaciones implícitas de los “dólares alternativos”. La intención evidente es tratar de proteger las reservas netas que hoy llegan a U$S 7.240 millones y no alcanzan para los 3 desafíos simultáneos que tiene el BCRA por delante: pagar la deuda con FMI, pagar importaciones y controlar la “brecha cambiaria”.
Lo particular de los cambios en la normas del BCRA es que se decidieron, de urgencia, el sábado pasado, como reacción a lo que veníamos advirtiendo en diferentes informes: la suba de los dólares alternativos (contado con liquidación y MEP) en los últimos 2 meses, a la par de las mayores ventas de dólares del BCRA en esos mercados. Las medidas, adoptadas entre la Comisión Nacional de Valores y la autoridad monetaria, son las siguientes:
Primero, la CNV (Comisión Nacional de Valores) le puso un tope a la cantidad nominal de bonos que se pueden operar por semana. Hasta el 9/7 el límite semanal fijado era de 100.000 nominales para el BONAR 2030 y 2035 –AL30 y AL35- que se utilizaba para realizar operaciones cambiarias (especialmente “contado con liquidación). Ahora ese límite pasó a sólo 50.000 nominales (equivalente a U$S 35.000). Además, se extendió este tope a los bonos GD30 y GD35, que a diferencia de AL30 y AL35 tienen legislación de Nueva York, y no estaban limitados hasta la semana pasada.
En pocas palabras, le quitan volumen y liquidez al mercado de esos bonos. Si el BCRA interviene con menos bonos (nominales) podría tener “controladas” la cotización implícita de los “dólares alternativos”, con un menor costo de reservas.
Además, la CNV implemento un parking (obligación de mantener los títulos en cartera) de 2 días –que antes no existía – para la adquisición de dólar “contado con liquidación”. A partir de un instrumento en dólares, como es el bono BONAR 2030 (versión “D”)-AL30D-, ya que es el bono soberano que utiliza el BCRA para intervenir en el mercado de los “dólares alternativos” .
También, la CNV redujo el parking de 3 a 2 días para comprar dólar “Contado con liquidación” a través de un activo local. Es decir, un título en su versión en pesos –como es el BONAR 30 –AL30-.
Debido a estas nuevas restricciones, toma fuerza la operación llamada “Senebi” -Segmento de Negociación Bilateral- . En la que dos partes realizan un intercambio de bonos. Por ejemplo, una empresa que tiene pesos en la Argentina y necesita contar con dólares en el exterior. Y otra parte que tiene dólares fuera del país y necesita pesos en el mercado local. Esta operatoria se terminará transando a una cotización del dólar superior al “Contado con Liquidación”, pero sin ser la referencia en las pantallas de la “cotización del mercado”. Eso es lo que busca también el Banco Central: que el “dólar de referencia” alternativo (contado con liquidación) no marque precios que disparen la brecha cambiaria, al menos oficialmente.
En resumen, el mercado termina más regulado y se van distorsionando y “ensuciando” los precios de los “dólares alternativos” (legales). Así, si no se toman medidas de fondo, que impliquen una reducción del déficit fiscal y de la emisión monetaria o se “calman” las expectativas de devaluación por un acuerdo con el FMI o la presentación de programa macroeconómico de mediano plazo (o ambas), estas medidas que dispusieron la CNV y el BCRA son un parche sobre parche.
Marcan la preocupación del Gobierno ante un segundo semestre con pocos dólares (fin de la liquidación de la cosecha gruesa del agro) y muchos pesos (aumento del déficit fiscal y la emisión monetaria). Por ello, las medidas sólo dan un poco más de tiempo, pueden hacer que el BCRA en el corto plazo no gaste tantas reservas para controlar la brecha cambiaria.
Sin embargo, tarde o temprano por algún mercado (probablemente el menos regulado como es el del “dólar blue”) se va a “filtrar” la demanda que quiere dolarizar sus posiciones, más aún en la previa electoral- y las cotización del dólar tendrá una tendencia alcista.
En la primer jornada tras la aplicación de las nuevas medidas. El mercado se movió en línea con lo que planteamos. Los “dólares alternativos” terminaron cotizando a la baja por la intervención del BCRA, que ahora le resulta un poco menos costosa. Pero la presión dolarizadora, como lo releva la suba durante el día cuando no aparece la intervención oficial, persiste y el peligro es que se potencie ante la mayor incertidumbre.
El dólar “contado con liquidación” llegó a cotizar los $172,2 por dólar y el “dólar bolsa” tocó los $168,8. Sin embargo, al cierre con la intervención del BCRA las cotizaciones implícitas cerraron a la baja. El “contado con liquidación” cayó 0,3% y cerró a $166,73.Mientras que el “Dólar bolsa” cedió un 0,2% y concluyó la jornada en $166,05.