Las reservas del Banco Central marcan hoy U$S 49.935 millones, un nivel no muy lejano al que había antes de que ingresara el primer desembolsos con la ayuda del FMI. La secuencia fue así: desde principios de abril hasta el 22 de junio pasado, las reservas del Banco Central cayeron más de U$S 13.400 millones (de U$S 61.525 millones a U$S 48.100 millones). El primer desembolso del Fondo Monetario volvió el contador nuevamente a U$S 63.270 millones. Y desde entonces, en solo tres meses, volvieron a caer otros U$S 13.335 millones. Es cierto que la caída había sido mayor hasta la semana pasada (por ejemplo, el 19 de septiembre llegaron a un piso de U$S 49.024 millones) y gracias al ingreso, nuevamente, de dólares de privados para la compra de activos finacieros locales se recompusieron levemente.
Sin embargo, no son estos números que mira el "mercado", léase los principales bancos de inversión, ni los funcionarios del FMI. Todos miran las llamadas "reservas netas" del Banco Central, es decir, los activos liquidos en divisas de la entidad, menos los depósitos privados en dólares contabilizados como reservas, los préstamos de corto plazo tomados por la entidad y los activos ilíquidos que no pueden ser vendidos para intervenir en el mercado cambiario. Ese cálculo es el que genera preocupación. Son los dólares disponibles que tendría el Banco Central para intervenir en el mercado cambiario, al margen de las limitaciones que le fije el Fondo Monetario.
Según el banco brasileño BTG Pactual –el mayor banco de inversión latinoamericano– las reservas netas del BCRA llegan hoy a unos U$S 16.300 millones. A ese número llegan al restarle a las "reservas brutas" los siguientes items:
— Unos 12.950 millones del encaje de depósitos privados en dólares en el Banco Central.
— Otros U$S 10.500 millones del swap de monedas con China.
— Unos 2.000 millones de un préstamo del Banco Interancional de Basilea.
— Y los 7.500 millones que desembolsó del FMI directamente al BCRA (los otros 7.500 millones para llegar a los 15.000 millones del primer desembolso fueron al Tesoro).
El dato del banco brasileño coincide con el cálculo que hace el Estudio Broda: unos U$S 16.000 millones.
El BTG Pactual hace un cálculo todavía más extremo y deduce de ese monto las tenencias de oro y DEG (Derechos Especiales de Giro, la moneda del FMI, que posee el Central en su activo) y llega al monto de sólo unos 11.300 millones de dólares frescos para vender, en caso de ser necesario, en el mercado cambiario. Para el banco brasileño, si el BCRA quisiera utilizar en el futuro una estrategia de "bandas cambiarias" para defender el valor del peso y evitar nuevas devaluaciones bruscas, ese nivel de reservas líquidas disponibles no sería suficiente. "Este sería un nivel de reservas para ponerle un techo al dólar no más allá de algunos meses", afirma en el último reporte a sus clientes. Y sugiere que sólo una negociación con el FMI, que no sólo amplie el monto del préstamo sino que explicitamente autorice la venta ilimitada de esos dólares en el mercado cambiario podría servir para alcanzar ese objetivo.
Este es justamente un punto clave de la negociación de los últimos días con los técnicos del Fondo Monetario. Cuál será el monto de reservas disponibles del Banco Central para estabilizar, si es necesario, el mercado cambiario.
La consultora Macroview, de Melconián y Santángelo, calcula las reservas netas del BCRA en unos U$S 15.500 millones. Resta también los depósitos privados, el swap de China, el préstamo del BIS y el desembolso del FMI al Central. Dicho sea de paso, en el cálculo de Macroview, en diciembre de 2015, cuando asumió Macri, el kirchnerismo había dejado en el Banco Central "reservas netas negativas" por U$S 2.700 millones. (Reservas brutas por U$S 25.500 millones, menos 11.000 millones del swap con China; 11,160 millones de depósitos privados; 2.260 millones de deuda trabada por Griesa al BCRA; 2420 millones de Lebacs en dólares; y otros préstamos por 1070 millones). De ahí la urgencia que tenía la gestión Macri por levantar el cepo, acordar con los fondos buitres y reabrir el finaciamiento del mercado de capitales internacional. Ya no quedaban dólares para afrontar futuros vencimientos de deuda con reservas.
Volviendo al presente, Macroview contempla la posiblidad de contabilizar 5.500 millones del desembolso del FMI en las reservas netas, según lo pautado en el propio acuerdo. Pero aún así las reservas netas estarían en unos 21.000 millones, y si se actara la letra del acuerdo no estarían disponibles para vender en el mercado cambiario.
El FMI le había fijado al BCRA un piso mínimo de reservas netas a partir de junio de U$S 28.500 millones (contabilizando 5.500 millones del primer desembolso del Banco Central). Ese piso, que consintió Federico Sturzengger cuando se firmó el primer acuerdo, es lo que limitó en los últimos meses la capacidad de intervención del Central en el mercado cambiario. En aquel momento, los funcionarios de la administración Macri creían que la sóla aprobación del crédito stand-by por U$S 50.000 millones, recrearía la confianza de los mercados y frenaría la corrida cambiaria, con lo cual las reservas en lugar de seguir cayendo se recompondrían rápidamente. Obviamente, el primer acuerdo fracasó y de hecho esa meta fue otra de las metas –como las de inflación– que hace rato que se incumplieron.
