Aunque Daniel Scioli y Mauricio Macri se parecen en su origen, su perfil e incluso sus propuestas, de un lado y del otro afirman que el 22 de noviembre se enfrentan dos modelos de país.
La gran apuesta del candidato oficialista es conseguir de cara a la segunda vuelta lo que no logró en los últimos doce años: diferenciarse claramente del kirchnerismo. Scioli dejó de lado el discurso del progresismo oficialista y apuntó todos sus cañones para capturar el voto peronista de Sergio Massa. Junto con el 82% móvil y la eliminación de Ganancias, prometió las fuerzas armadas en la lucha contra el narcotráfico y la tolerancia cero con los piquetes.
Sin embargo, el eje de su campaña insiste en explotar el miedo a Macri que existe en algunos sectores del electorado. Daniel dice que si Mauricio gana arrasará con todas las conquistas sociales de los años del kirchnerismo. Advierte que los economistas de Cambiemos programan una maxidevaluación que golpeará a los trabajadores y terminará igual que el gobierno de la Alianza: con ajuste, conflicto social y represión.
En el campamento macrista, buscan ahuyentar los fantasmas del pasado a puro optimismo. Macri predica a favor de un cambio y hace campaña abrazado a María Eugenia Vidal, la cara social que hoy tiene para exhibir el PRO. Aunque el ex presidente de Boca está convencido de que hace falta un cambio drástico en la economía, conserva su tono moderado. Sabe que si cumple con el sueño de llegar a la Casa Rosada, le tocará gobernar una sociedad exigente que no quiere volver a los años noventa.