Después del fracaso de la reunión de la semana pasada en Olivos, la Presidenta saliente avanzó en su estrategia para convertirse en la jefa de la oposición más dura. Cristina pone palos en la rueda en lo institucional y no quiere entregarle la banda presidencial a Macri en la Casa Rosada. Pero además, toma decisiones que el presidente entrante pagará caras.
La primera medida que amarga a Macri y a su ministro de Hacienda Alfonso Prat Gay es el incremento del gasto público en nada menos que 133.000 millones de pesos. El agujero fiscal que Cristina le deja de regalo a Mauricio se financiará con emisión monetaria y emisión de deuda que deberá cubrir el próximo gobierno.
El kirchnerismo abandonará el poder con una cifra récord para su déficit fiscal: más de 250.000 millones de pesos. Como si fuera poco, la Presidenta decidió por primera vez en muchísimos años acatar en un trámite express un fallo de la Corte que perturba al Frente Cambiemos.
Encabezado por su titular, Ricardo Lorenzetti, el máximo tribunal ordenó la semana pasada devolverle el 15% de los impuestos coparticipados a tres provincias: Córdoba, San Luis y Santa Fe. Aunque dejó por escrito su disconformidad, Cristina no sólo se apuró a cumplir con el fallo. Además, amplió su alcance por decreto para favorecer a todas las provincias y complicar al gobierno central.
Si Macri acepta el fallo de la Corte, la Anses perderá en el arranque de su gestión 100.000 millones de pesos que pasarán directamente a los gobernadores.
El panorama se completa con la designación de catorce embajadores y el ingreso récord de nuevos empleados a días del final de su mandato. La mayoría de las medidas que toma el kirchnerismo en retirada tendrán consecuencias recién cuando Macri tome las riendas del poder.
Sin embargo, hay una que ya impacta en los bolsillos de la mayoría de los argentinos. Los consumidores denuncian que los aumentos y las remarcaciones en alimentos que se registran en los supermercados cuentan con la vista gorda de la Secretaría de Comercio.