Las últimas semanas han sido muy tensas para el ministro de Economía, Martín Guzmán. A la “puja interna” de la coalición de gobierno por el ajuste de tarifas de servicios públicos y los subsidios económicos, se le suma la negociación con el FMI por la deuda de u$s 44.000 millones, contraída en el mandato de Mauricio Macri.
El organismo internacional le exige a Guzmán señales de austeridad fiscal en el corto plazo y esto “choca” con el pedido del “ala cristinista” del “Frente de Todos”, que esta apurado por los tiempos electorales.
Guzmán quiere, además, trazar con el acuerdo con el Fondo un sendero de reducción del déficit fiscal a mediano plazo
El ministro de Economíla pide “paciencia” a Cristina y Axel Kicillof, que ven alarmados el fuerte deterioro del salario real, por cuarto año consecutivo, y la aceleración de la inflación en el año electoral.
Pero esa paciencia parece haber llegado a un límite. Entre las medidas de emergencia que el “ala dura” de la coalición de gobierno le reclama a Guzmán se cuentan: mantener el cuasi -congelamiento de tarifas de servicios públicos (aumento de 9% de la luz y un tope del 7% para el gas), incrementar la ayuda social -en medio de la segunda ola de Covid-19 – a los sectores más vulnerables, la vuelta del programa ATP a empresas y el IFE ( una extensión del bono de $15.000), bono extra para jubilados y pensionados y beneficiarios de la AUH, y aumento de retenciones a la soja y trigo, entre otras.
Guzmán viene ajustando fuertemente el gasto público en los primeros meses del año, algo inédito en un año electoral y en medio de la segunda ola de Covid. Pero después del “susto” de octubre con la crisis cambiaria y el “dólar blue” en $195, el ministro de Economía empezó a “hacer los deberes” para llegar a un acuerdo con el FMI. Los tres rubros con mayores recortes – en términos reales- fueron jubilaciones y pensiones, AUH (y programas sociales) y salarios públicos.
La nueva fórmula de movilidad de Jubilaciones (que se aplica también para ajustar los programas sociales), dictada a fin del año 2020, los haberes jubilatorios y pensiones, junto con la AUH tuvieron un incremento de sÓlo 8,07% a partir de marzo de 2021. Mientras que la inflación acumulada en el primer trimestre fue del 13% en el primer trimestre del año y en el primer cuatrimestre probablemente se ubique cerca del 16%.
El ministro de Economía está aguantando las presiones. Es consciente que en este contexto un mayor déficit fiscal y más emisión monetaria terminará impactando en una mayor brecha cambiaria y en más inflación.
Por eso, por ahora, cede con “cuentagotas” los reclamos por más gasto público financiado con emisión monetaria. Si lo comparamos con lo que le pide el ala más dura del “Frente de Todos”, o si se compara con lo que fue el “Gasto Covid” de 2020 (3,5% del PBI), es realmente poco lo que cedió Guzmán hasta el momento.
Veamos los números del incremento en el gasto público respecto del Presupuesto 2021. Mantener la política de tarifas “cuasi-congeladas” implicaría un gasto extra en subsidios económicos cercano a 0,7% del PBI. Es un costo de 260.000 millones extra a lo presupuestado para el año 2021.
Este incremento puede ser tranquilamente ser compensado del lado de los ingresos fiscales por la suba de las cotización de la súper–soja que ya roza los u$s 600 (+ 91% interanual), al igual que el maíz que subió más de 100% en los últimos 12 meses. Los ingresos extra por retenciones, que no figuraban en el Presupuesto, rondarían entre $280.000 y $300.000 millones. Tampco figuraban en el Presupuesto 2021 los ingresos extra por el “impuesto a la riqueza”, que ya recaudó hasta ahora más de $ 223.000 millones.
Por otra parte, el Gobierno ya pagó un bono de 15.000 pesos para los beneficiarios titulares de AUH y Monotributistas (categorías “A” y “B”) que cobren Asignación Familiar -solo para el AMBA-. Esto tuvo un impacto fiscal de $16.500 millones de pesos.
Finalmente, debemos sumar el último anuncio del Gobierno Nacional por el cual extendió el beneficio de la tarjeta alimentaria para las madres y padres con hijos de hasta 14 años. Así, la partida original del Presupuesto 2021, que era de $90.000 millones, con este cambio, se incrementaría a $250.000 millones. Es decir, un gasto adicional de $160.000 millones.
Las cifras de los incrementos en el gasto público son importantes. Sin embargo, lucen pequeños hasta ahora en relación al Gasto Covid del año pasado: el programa IFE (ingreso familiar de emergencia), que pretendían restablecer Cristina y Kicillof, a pesos de hoy sería el equivalente a $ 126.000 millones por cada mes que se pagara. En cambio, el obierno gastará 266.500 millones en todo el año entre el bono de $15.000 y la extensión de la tarjeta alimentar. – Ver gráfico-
Pese a los embates internos el ministro Guzmán sigue sentado sobre la caja del fisco. Está concediendo “dosis homeopáticas” a los incrementos en el gasto público por fuera de lo fijado en el Presupuesto 2021. Mientras que contará este año con ingresos extraordinarios, que no estaban contemplados en el Presupuesto, que rondarian los $ 500.000 millones.
En el primer trimestre del año 2021 el déficit fiscal primario (antes del pago de intereses) fue el registro más bajo de los últimos 6 años: sólo 0,2% del PBI. Y el déficit financiero total (incluyendo intereses) llegó a 0,5% del PBI.
La asistencia del BCRA al Tesoro Nacional acumula en el año $190.000 millones (hasta el 4/05). El año pasado a esta altura la emisión para cubrir el “agujero fiscal” era de $732.000 millones. – ver gráfico-
Con la reducción del déficit y la emisión, en medio de la negociación con el FMI, Guzmán intenta sacar de los escenarios futuros el de una nueva crisis cambiaria con una aceleración inflacionaria todavía mayor. Luce a poco para el oficialismo en un año electoral. Pero, aunque parezca modesta, podría ser una meta ambiciosa para una sociedad que transcure el 4 año consecutivo de caida del salario real y aumento permanente de los índices de pobreza. No hay mas espacio, en lo social y en lo político, para una nueva crisis que licue aún más los ingresos de la mayor parte de la población.