Scioli, el control de Cristina y la tinta roja contra el relato

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Artículo publicado en El Cronista Comercial el 29.09.15

Es una situación similar a la del famoso escritor norteamericano que decidió viajar a Europa del Este, muchos años antes de la caída del Muro de Berlín, para conocer de primera mano qué sucedía en realidad con el comunismo. Le avisó a un amigo que le escribiría una carta para contárselo. Pero, conciente de que toda su correspondencia sería controlada, establecieron un código: si la carta estaba escrita en tinta azul, lo que allí se decía era verdad. Si la tinta era roja, era mentira. Al mes, el amigo recibió la primera carta, escrita íntegramente en tinta azul: “Querido amigo, lo que se vive aquí es maravilloso. El comunismo ha terminado con la pobreza. La desocupación y la inflación no existen. Los supermercados desbordan de productos y variedad, con pleno abastecimiento. Lo único que no puedo encontrar por ningún lado es tinta roja”.  

Scioli teme escribir con tinta roja al pie de los discursos de Kicillof, como cuando el ministro dijo días atrás que la “inversión vuela en la Argentina”. Pero deja que sus economistas se encarguen de trasmitir a inversores, empresarios y productores agropecuarios otra versión de la realidad.  

Según el Estudio Bein, del asesor principal del candidato, la inversión se desplomó 7,1% en 2014 y, pronostica, volverá a caer 1% este año. El último informe semanal del Estudio Bein fue reservado sólo a los selectos clientes de la city para evitar que los subrayados en rojo resalten demasiado en la campaña. Faltan 19 días hábiles hasta las elecciones del 25 de octubre. Mejor que el ministro no se entere y siga volando.  

A la medida de Kicillof, a través de la CNV, de valuar los bonos en dólares de los Fondos Comunes de Inversión al tipo de cambio oficial, la llama elegantemente ‘contradictoria’.  

Sobre el proyecto de Ley de presupuesto 2016 girado al Congreso es aún más crítico: “Los datos macro de los que parte el proyecto no lucen consistentes, lo mismo que las proyecciones fiscales basadas en ellos”

El punto de partida es lo que sucedió este año: para Kicillof la economía crecerá 2,3%, mientras que para Bein sólo 1,5%, tras haber registrado en 2014 una caída del 1,8% que el Indec nunca informó. La inflación K de este año será 15,4%, mientras el Estudio Bein estima 24,3%. Y, como se dijo, Bein computa otra baja de la inversión en 2015, mientras que Kicillof imagina que creció 3%.  

Pero el tema en 2016 será cómo cerrar el déficit fiscal de la herencia K. El informe deja en evidencia que la fórmula de Kicillof en el Presupuesto es pura ficción: el gasto crece solo 17% -aunque sería menos porque este año se gastará más de lo que se fija como el nivel de partida-mientras que la recaudación aumenta 27,7%.  

“Esta dinámica planteada donde los recursos crecen por encima de los gastos 9 p.p., es la que permite mostrar en el documento un superávit primario de $ 11.133 millones para 2016. Aunque para ello debieron incorporar recursos extraordinarios por $ 140.000 millones, $ 71.000 millones originados en las rentas de la cartera de la ANSES y otros $69.000 millones originados en utilidades del BCRA. Este último monto no resulta consistente con la dinámica del tipo de cambio. La dinámica de tipo de cambio incluida en el documento es consistente con utilidades cercanas a cero en 2015”, sostiene el Estudio dirigido por el economista de Scioli.  

Otro interrogante a tener en cuenta que sobrevuelan los análisis de Bein es si el INDEC está falsificando también los datos del superávit comercial. Sólo lo sugiere: según el Presupuesto 2016, “la balanza comercial exhibiría un superávit de u$s 4040 millones. Para este año, el proyecto estima un saldo positivo de u$s 2724 millones. Vale destacar que, según los datos del INDEC, la balanza comercial acumula hasta agosto un superávit de u$s 1487 millones, frente a un déficit de u$s 877 millones en el caso de los números de la base usuario hasta julio”. Como la base usuarios de declaraciones aduaneras ya arroja déficit comercial, Bein aclara que sus proyecciones de superávit comercial de este año “toman como base el informe de Intercambio Comercial del INDEC”. Aún así estima para este año un saldo positivo de sólo u$s 1400 millones, unos u$s 1300 millones menos que en el Presupuesto de Kicillof.  

El otro mensaje que los hombres de Scioli intentan desesperadamente enviar, sin enfurecer a Cristina, es que habrá un drástico cambio en la política agropecuaria. Para tratar de recomponer el generador clave de dólares de la economía. Basta leer la entrevista que Claudio Scaletta publicó este domingo en Página/12 a Miguel Bein, sin mención en tapa.  

Dice sobre las retenciones: “La producción de trigo cayó el 30% en 10 años y no se multiplicó la producción de los molinos harineros. El incentivo tiene que ser por el lado positivo. Si una parte pierde plata lo único que hay al final del camino es estancamiento o caída de la producción, como en el caso del trigo o la carne, con 120 frigoríficos cerrados y 12.000 personas sin trabajo. Nosotros estamos de acuerdo en eventualmente tener un esquema de retenciones móviles, pero ahora ya está, con este tipo de cambio no se pueden tener retenciones salvo algo en la soja”. Además, a la crisis de 2008 con el campo por las retenciones móviles, épica iniciática del relato K, la califica de ‘conflicto autoinflingido’: “Hubo desconocimiento y falta de experiencia, torpeza, falta de roce con los productores, con el sector privado. Y no hubo autocrítica. Fue un conflicto autoinfligido por una mala decisión administrativa”.  

Volvamos al dato de superávit comercial del INDEC. En enero-agosto de 2014, el superávit comercial ascendió a u$s 5099 millones y la demanda de dólar ahorro a u$s 1311 millones: por cada 4 dólares ‘genuinos’ que entraban, 1 dólar se iba para el atesoramiento con cepo. En los primeros 8 meses de este año, el superávit comercial se derrumbó a u$s 1487 millones y la demanda de dólar ahorro se disparó a u$s 4218 millones. Por cada 1 dólar que ingresa, la demanda para atesoramiento es de casi 3 dólares. Cifras que no contemplan la demanda de divisas por turismo en el exterior.  

Faltan tantos dólares que hasta Scioli está buscando tinta roja para tachar el relato.