Desde que comenzó el 2021, el BCRA acumuló compras de dólares (netas) en el mercado de cambios por u$s 1.382 millones (hasta el 04/03). En ese período de 42 días hábiles, en 34 ocasiones el Central cerró la jornada con un saldo de compras positivo. Sin embargo, las reservas brutas solo subieron u$S 397 millones . ¿A dónde fueron el resto de los dólares? ¿Por qué se da la paradoja de que los dólares alternativos (MEP y contado con liquidación) se mantengan controlados mientras se dipara el riesgo país a niveles récord, después del canje de deuda?
A partir de la crisis cambiaria de octubre de 2020 con la disparada de los “dólares alternativos” y del “dólar blue”, hay un monitoreo diario de la evolución de las reservas internacionales. El Gobierno sabe que sin reservas no hay margen para la política económica y una devaluación sería inexorable Más aún sin un plan creíble y/o un acuerdo con el FMI cerrado.
Por ello, es vital que el BCRA vuelva a acumular reservas internacionales. En enero, el cepo a los importadores y los super-precios de los commodities le permitieron a la autoridad monetaria comprar u$s 157 millones. Luego, en febrero las compras ascendieron a u$s 633 millones .Y en los primeros 4 días hábiles de marzo acumuló compras por u$s 406 millones. Y totaliza u$s 1.382 millones desde el inicio del año.
Sin embargo, las reservas brutas del Central solo se incrementaron en u$s 331 millones. Y el stock de reservas brutas se mantiene en 39.700 millones de dólares. Es decir, de cada 10 dólares que compró el BCRA (en el MULC) menos de 3 dólares quedaron en las reservas brutas del BCRA.
Hay varios factores que explican por qué el incremento en las reservas del Central no fue mayor.
Entre el 01/01 y 04/03 se realizaron pagos a organismos internacionales de crédito (incluido el FMI) por u$s 517 millones. Y por “operaciones con el sector público” se utilizaron u$s 420 millones.
En tanto, el rubro “Otros” muestra una caída de u$s 811 millones en lo que va del año. Este rubro refleja varios efectos . Los más importantes son la desvalorización o revalorización de las tenencias de oro del BCRA y las variaciones del Swap de monedas con China (por 130.000 millones de yuanes) producto de la apreciación o depreciación del yuan .
Pero también está están la venta de bonos (en cartera) del BCRA en el mercado bursátil.
Según nuestros cálculos – elaborados en base a la información del BCRA- de los 811 millones de caída en el rubro “otros” para lo que va del 2021, una disminución en las reservas de u$S 334 millones obedece a la caída en la cotización del oro. El yuan no tuvo variación desde inicio del año frente al dólar así que no es significativo el impacto sobre las reservas
El resto, 477 millones de dólares, es producto de la recompra de bonos en el mercado bursátil por parte del BCRA con dólares de las reservas.
¿Por qué el Central recompra con las reservas bonos del Gobierno, mientras “desacumula” rápidamente buena parte de lo comprado en el mercado oficial de cambios?
Primero hay que aclarar que tras crisis cambiaria de octubre de 2020, el BCRA reorientó su estrategia cambiaria para evitar un nuevo salto en la “brecha cambiaria”. Esta modificación implicó cambiar la forma en que la autoridad monetaria retira los pesos “excedentes” del circulante (la manera de “esterilizar” pesos) .
El BCRA se planteó como objetivo controlar a los “dólares alternativos” y así reducir la brecha cambiaria.
Para lograrlo el Central vende un bono en el mercado bursátil (por ejemplo, AL30) a valor de mercado contra pesos. Es decir, retira pesos al valor del “dólar bolsa” o “contado con liquidación”.
Así , el precio del bono en pesos baja. Ahora, si dicho bono mantiene su valor en dólares, el “dólar bolsa” o el “contado con liquidación” (que es una cotización de dólar implícito) baja. Así se mantiene controlada la “brecha cambiaria”.
Sin embargo, esto no queda ahí, es muy probable que el comprador de esos bonos que compró en pesos (a un precio más barato en el mercado), lo intente vender en su versión en dólares (luego del parking de 1 día). Esto provoca una presión a la baja en la cotización en dólares del bono (y la brecha subiría al valor inicial).
Para que esto no suceda el BCRA recompra los mismos bonos, esta vez utilizando dólares de las reservas (netas) para tratar de sostener la cotización en dólares del bono.
Volviendo al punto inicial, según se desprende de la información del BCRA, en lo que va del año ya se recompraron bonos por 477 millones de dólares. Es decir, equivalente a un tercio de los dólares que compró el BCRA en el mercado cambiario.
En resumen, el cambio de estrategia del BCRA consiste en una especie de “rulo” en la que parte de los dólares que ingresan a las reservas por las compras de la autoridad monetaria en el mercado oficial de cambios a los exportadores a $90,6 por dólar), se utilizan para recomprar bonos que tenía en cartera el propio BCRA y que previamente se vendieron en el mercado bursátil a la cotización del “dólar bolsa” o “contado con liquidación” (a alrededor de $ 145 por dólar) para mantener controlados los dólares alternativos en blanco.
Esta estrategia tiene un límite claro en la disparada del riesgo país arriba de los 1650 puntos, un nivel récord después del canje de deuda. El BCRA contribuye al derrumbe del precio de los bonos, ya que en el neto termina siempre vendiendo más bonos de los que recompra, y así hoy algunos de esos bonos “rinden” entre 18 y 20% anual en dólares: si alguien comprara alguno de esos bonos hoy y los mantuviera hasta su vencimiento (2030 o 2035), conseguiría esa renta anual en dólares, por aquirir títulos que cotizan a 30 centavos de dólar por cada dólar, más los intereses.
Sin embargo, a esta cotización de los bonos (equiparable a un país que va a un default inminente) no hay compradores. Aún considerando que hasta 2025 no hay vencimientos de deuda relevantes (sólo U$S 3000 millones), lo cual “garantiza en teoría” que no haya riesgo de un nuevo default, al menos, por los próximos 3 años. Este escenario no sólo cierra toda posiblidad de financimiento en el mercado de capitales internacional para el sector público y las empreasas, sino que tarde o temprano le pondrá un límite a la bicicleta del Banco Central. Pero además potencia los riesgos de que un “cisne negro” (tercera ola de covid o cambio en el escenario internacional) acelere nuevamente la dólarización de carteras y depósitos en pesos.
Por eso es que el ministro de Economía, Martín Guzmán, insiste con que es necesario achicar el déficit fiscal y reducir la emisión monetaria, mientras mantiene viva la llama de la esperanza de que habrá un acuerdo con el FMI antes de las elecciones. Habrá que ver con qué margen de maniobra cuenta para avanzar por este camino sinuoso en plena campaña electoral.