El kirchnerismo ya no es lo que era. La elección de Daniel Scioli como único candidato para pelear la presidencia completó un proceso en el que el oficialismo se volvió cada día más moderado.
Después de una década de ser castigado por los seguidores de Cristina, ahora el gobernador bonaerense se convirtió casi en un líder indiscutido.
Scioli dio la primera muestra de autonomía cuando se largó a elogiar a Carlos Menem en la provincia de La Rioja y delante de las narices de Carlos Zannini.
Los agradecimientos para el ex presidente que el kirchnerismo transformó en sinónimo de todos los males no recibieron ningún cuestionamiento.
Después de que la Presidenta cayera rendida ante el Papa Francisco –otro de sus antiguos adversarios- ahora el oficialismo digiere el sapo del estilo Scioli.
El ex motonauta logra reunir en sus apariciones al fiel Zannini y el camporista Wado de Pedro con Susana Giménez, el dúo Pimpinela y hasta Jorge Lanata. Además, organiza sus actos de campaña en Costa Salguero, el lugar elegido para las celebraciones del menemismo y el macrismo.
Solo quedan algunas voces disonantes como la de Hebe de Bonafini y Horacio Gonsáles que todavía ven en Scioli un riesgo difícil de conjurar.
Y la batalla interna dentro del Frente para la Victoria en la provincia de Buenos Aires: aunque las dos fórmulas bonaerenses le rinden pleitesía al candidato, nadie sabe hasta dónde llegará la guerra de acusaciones entre Julián Domínguez y Aníbal Fernández.
¿Scioli se hizo kirchnerista? ¿o, como dice su biógrafo Walter Schmidt es el kirchnerismo el que se sciolizó hasta límites insospechados?