Los problemas económicos en argentina tienen 2 caras: 1) el “lado pesos” (abundancia de pesos y la potencial emisión a futuro) que es el “combustible” disponible para alimentar la “brecha cambiaria” y 2) el “lado de los dólares”, que marca la escasez de divisas en el BCRA. Sobran pesos y faltan dólares.
La escasez de reservas netas del BCRA (U$S 6.100 millones, después de la oferta de septiembre del dólar soja a $ 200 que sumó U$S 5.100 millones a las reservas) contrasta con una demanda potencial de divisas por más de U$S 8.200 millones en los próximos 4 meses (como lo anticipamos en el informe pasado) por pagos de deuda, demanda de dólar ahorro, consumos en el exterior con “dólar tarjeta” y pago de deuda a importadores.
Por el lado de los pesos, existe un stock de pasivos remunerados del BCRA (Leliqs y pases) de casi 9 billones de pesos, que se actualiza por una tasa de interés efectiva anual de 107%. Es decir, a este ritmo se más que duplica en 12 meses. A eso hay que sumarle los vencimientos de deuda en pesos del Tesoro Nacional, por más de 10 billones de pesos en lo que resta del mandato de Alberto Fernández. La mitad de sos vencimientos hasta octubre de 2023 está en manos de Anses, Bancos, Compañías de Seguro y ART, que con una mejora de tasa o condiciones probablemente acepten una refinanciación “voluntaria” en los próximos meses. Pero la otra mitad está en manos de agentes privados (empreas e inversores), que en cualquier momento puden correr a refugiarse en los dólares libres. Si así fuera, el cimbronazo puede ser grande, porque esa montaña de vencimientos de deuda en pesos equivale casi a U$S 18.000 millones al tipo de cambio “contado con liquidación”.
Pero además, el Ministerio de Economía no sólo necesita renonvar todos los vencimientos en pesos el próximo año, sino conseguir financiamiento neto positivo de alrededor de 4 puntos del PBI, para cubrir el déficit fiscal total de 2023 (1,9% del PBI de déficit primario más los intereses de la deuda). Por ahora, la renovación se viene dando con un incremento de la tasa de interés y el acortamiento de los plazos, pero aún así el finaciamiento neto positivo que consiguió Economía fue escaso: en octubre, $ 35.000 millones. Este lunes 7 de noviembre, logró un financiamiento neto mayor: refinanció el 166% de los los vencimientos. Vencían $38.228 millones, pero logró colocar titulos por $63.592 millones, con lo cual consiguió financiamiento neto por $ 25.364 millones. Pero siguió convalidando tasas muy elevadas: en el bono de referencia que vence en febrero 2023 la tasa fue del 87,15%, lo que da una tasa efectiva anual de 132%.
Además, la economía tiene disparada las expectativas de devaluación con una “brecha cambiaria” superior al 85% que genera incentivos cruzados entre exportadores e importadores. Y termina distorsionando el comercio exterior, achicando el superávit comercial que solo alcanzó los U$S 414 millones en el mes de septiembre, cuando se implementó el “dólar soja”. En los primeros 9 meses del año, el superávit comercial acumula sólo U$S 2.611 millones. En estas condiciones, el BCRA no puede seguir acumulando reservas. Pese a que la liquidación de agro-dólares del sector cerealero llegará en 2022 a un record histórico de más de U$S 37.000 millones.
El Gobierno no quiere devaluar y busca soluciones parciales. Por eso, vemos como ensaya con “devaluaciones a cuentagotas” (el crawling peg en octubre ya corrió al 6,5% mensual, en línea con la inflación) y “desdoblamientos cambiarios a medida” (dólar a medida para cada sector) para tratar de aumentar la oferta de divisas, mientras refuerza el cepo por todos lados para tratar de pisar la demanda de dólares.
Por el lado de los dólares los números no cierran y por eso es esperable que el cepo a importaciones se profundice en los próximos meses.
Post-“dólar soja”, el BCRA empezó a perder reservas, algo difícil de revertir en estos meses del año. En el mes de octubre el BCRA perdió U$S 496 millones de dólares en el mercado oficial de cambios. A razón de U$S 26 millones por día hábil y esa tendencia se aceleró en noviembre. En los primeros 6 días hábiles, ya vendió U$S 390 millones.
De mantener este ritmo dde ventas de reservas, el BCRA no podría cumplir con la meta fijada por el FMI en el acuerdo de acumulación de reservas netas U$S 6.575 millones. Ya que perdería U$S 1.670 millones de dólares hasta fin de 2022.
El SIRA (Sistema de Importaciones de la República Argentina) está funcionando más como un “sistema de rechazo” que de autorización de importaciones. Según lo que dicen en privados distintos funcionarios, el Gobierno intentará reducir el nivel de importaciones a solo 5.000 millones en los próximos meses, esto es 2.000 millones menos que en septiembre pasado y casi U$S 3000 millones menos que el pico de julio. Si efectivamente se retringe a ese nivel de importaciones, el parate en el nivel de actividad se hará notar, teniendo en cuenta que hasta ahora el piso de importaciones del año fue en enero pasado, cuando aún así estuvo arriba de los U$S 6.000 millones.
En simultáneo, debido a la escasez de dólares del BCRA, el Gobierno autorizó a los importadores a utilizar sus propios dólares para poder importar. Así, las empresas que actualmente no obtiene acceso al Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) a $ 157 por dólar, podrán usar sus propios dólares para ingresar las mercaderías.
Sin dudas, el incremento del cepo importador traerá efectos sobre el nivel de actividad (generando “cuellos de botella” en la producción, desabastecimiento de insumos, etc) y también un impacto sobre los precios de insumos y productos importados que darán un nuevo escalón a la tasa de inflación.