El BCRA ya emitió 2 billones de pesos para cubrir el “agujero fiscal”. En octubre el ministro Martín Guzmán, tras la disparada de la brecha cambiaria, eliminó la posibilidad que el Tesoro Nacional reciba “adelantos transitorios del BCRA”. Sin embargo, continuó asistiendo al Tesoro Nacional vía “transferencias de utilidades” del Central. ¿Qué ocurrirá cuando la demanda de pesos ceda en enero?
La pandemia y la cuarentena derrumbaron los ingresos fiscales y dispararon el gasto público para amortiguar el impacto económico del coronavirus (Gasto Covid). Se disparó el déficit fiscal que fue financiado en su totalidad vía emisión de pesos.
Así, en lo que va de 2020, la emisión del BCRA para asistir al Tesoro Nacional –sumando adelantos transitorios y giro de utilidades- llegó a $2.014.702 millones. Entre marzo y lo que va de diciembre, se concentró el 94 % de dicha emisión ($ 1.907.000 millones).
Hacia fines de octubre el ministro Martín Guzmán, en medio de una semana crítica con el “dólar libre” tocando los 195 pesos y la brecha cambiaria en 150%, mostró una señal de prudencia monetaria por el temor de que la crisis se espiralizara.
Anunció que que el Tesoro Nacional no recibiría más “adelantos transitorios del BCRA”. Sin embargo, el comunicado de Economía no limitaba las transferencias de utilidades.
En octubre pasado el Tesoro Nacional canceló “adelantos transitorios” pesos al BCRA por $125.780 millones. Es decir, le devolvió pesos al BCRA.
Pero en noviembre el BCRA se volvió a encender la “maquinita” de pesos. El Central le giró al Tesoro $ 150.000 millones en concepto de utilidades. En diciembre, hasta el día 18/12 (último dato oficial disponible), ya transfirió utilidades por otros $ 254.982 millones.
Este aumento en la oferta de pesos (emisión para cubrir el déficit fiscal) se da en un mes (diciembre) particular donde la demanda de pesos también se incrementa por una cuestión estacional. Las empresas y familias necesitan más pesos por pago del medio aguinaldo, bonos de fin de año, gastos por las fiestas y vacaciones. Por ello, el BCRA deberá estar atento a lo ocurre con los “pesos excedentes” pasado el fin de año.
En un escenario sin un acuerdo con el FMI será difícil anclar expectativas. Este escenario forzaría al Central a aumentar más agresivamente la tasa de interés para “absorber” los pesos y tratar de evitar así una disparada de los “dólares alternativos”.
A la vez que tendría que redoblar los controles cambiarios, cerrar todavía más el cepo al pago de importaciones, si quiere evitar una devaluación del tipo de cambio oficial. Medidas que impactan sobre las posibilidades de recuperación de la economía y que podrían disparar aún más la “brecha cambiaria”.
Las últimas declaraciones de las vicepresidenta, Cristina Fernández, respecto de la economía de 2021 en un año electoral, aumentan las probabilidades que el acuerdo con el FMI se estire en el tiempo y no haya acuerdo fácil en el plano fiscal.
La ex presidenta fue clara y quiere que el Gobierno postergue el “descongelamiento” de tarifas de servicios público. Esto inexorablemente aumenta el gasto en subsidios económicos, retarda el ajuste fiscal que exige el FMI e implica más emisión de pesos para cubrir el “agujero” fiscal.
Por ello, el verano se hará bastante largo para las escasas reservas del BCRA y la enorme cantidad de pesos en circulación. A lo que se suman el “ruido” político de la coalición de Gobierno de cara a la disputa electoral de medio término.
El plan de Guzmán ya mostró avances: eliminó el “Gasto Covid” y modificó la fórmula de ajuste de las jubilaciones. Pero la clave está en si podrá ponerle un tope a los subsidios económicos, con un descongelamiento de tarifas de servicios públicos que Guzmán quería aplicar a partir de enero, Alberto Fernández postergó para después de marzo y ahora Cristina pone en duda cómo se hará antes de las elecciones. Con recorte de subsidios sería más fácil alcanzar una meta fiscal por debajo del 4% del PBI (en el Presupuesto figura 4,5%) y lograr cerrar un acuerdo con el FMI en marzo, o a más tardar en abril, como pretende el ministro.
Ese “ancla” en las expectativas le permita al Gobierno llevar al tipo de cambio oficial corriendo a la par de la inflación o levemente por arriba. Y al BCRA le facilitará la tarea de absorber los “pesos excedentes” en los meses de enero y febrero , cuando se revierte la suba en la demanda de pesos. Así, podría ir cerrando gradualmente “brecha cambiaria”, evitando una devaluación brusca del tipo de cambio oficial y aceleración inflacionaria mucho mayor.
Sin acuerdo con el FMI encaminado, todo sería más complejo: más cepo, más tasa de interés, más devaluación y una recuperación de la economía real todavía más lenta. Pero por sobre todo dejaría a la economía expuesta al mayor riesgo de los próximos meses: que la segunda ola de Covid obligue a volver a restringir actividades económicas, sin margen para reestablecer el paquete de asistencia de IFE y ATP financiado con emisión monetaria.