La suba constante de los precios de los alimentos produjo cambios en los hábitos de los consumidores.
La gente concurre cada vez más a los mayoristas y a los pequeños supermercados que están más cerca de sus hogares a la caza de ofertas. Pero –además- busca que sus compras sean cada vez más racionales y menos impulsivas ya que cuanto más pequeño es el comercio hay menos productos exhibidos para tentarse.
Según un relevamiento de la consultora Kantar World Panel, los consumidores que van a los mayoristas logran ahorrar un 18 por ciento en promedio respecto de lo que gastarían en un híper o supermercado.
El informe indica que uno de cada tres consumidores visitó un mayorista en el último año, convirtiéndose en el canal de ventas de alimentos y productos para el hogar que más se expandió.
Estos cambios en la conducta de la gente está modificando, a su vez, el negocio de la venta minorista. ¿Vale la pena adaptar las costumbres y sumarse a la nueva moda consumidora?
Enterate en esta columna de Claudio Zlotnik cómo cambió la manera que tiene la gente de consumir y qué te conviene más, si comprar en el supermercado o comenzar a incursionar en los mayoristas.
